Ser pertinaz en un propósito, cuando este tiene bases sólidas, tarde o temprano arroja resultados. A la profesora y difusora de danzas Esther Romero le llevó años de trabajo, pero finalmente comienza a cosechar los frutos de su trabajo y en Cosquín empiezan a abrirse camino los “verdaderos” ritmos misioneros, la galopa, la polquita rural, el chotis, el gualambao y la canción misionera, dos de los cuales por primera vez pudo presentar en el espectáculo callejero de la ciudad cordobesa.Aún emocionada, Romero explicó a PRIMERA EDICIÓN que “en 2013 exhibí el primer proyecto para que se enseñen danzas de Misiones en Cosquín y esta fue la primera vez que se nos dio un espacio, donde presenté dos de las cinco, por una cuestión de tiempo, entiendo que lo que tenemos que hacer ahora es unirnos entre los difusores de las danzas” para que este logro “no caiga en saco roto”.“Se bailan gatos, chacareras, se mal bailan zambas, porque he visto bailarines refregarse el pañuelo cuando en realidad es un elemento de conquista, pero no bailamos lo nuestro. Allá me decían cómo puede ser que vayamos prendidos del chamamé, del balerón, de un montón de ritmos que no le pertenecen a Misiones”, añadió.“Esta es la lucha que tengo desde hace mucho, hace más de 25 años que voy a Cosquín, aunque el primer proyecto lo presenté en 2013, y se aprobó”, confió la profesora y subrayó que en esta edición de la fiesta cordobesa creyó tocar el cielo con las manos, porque “me dieron la oportunidad de presentarnos en el escenario Domingo Bravo, con la esperanza que en 2018 podamos subir al escenario mayor, al Próspero Molina”, confesó.Un paso más adelanteEs que hasta ahora las danzas de la tierra colorada quedaban recluidas a los talleres, muy concurridos, de hecho en este último “participaron cuarenta personas, de las más variadas procedencias, Rusia, Buenos Aires, Neuquén”, que recibieron todo el material gráfico que Romero entrega en forma gratuita y los certificados, “que me otorga la Comisión Municipal de Folclore de Cosquín y el Ministerio de Educación de Córdoba”, apuntó la difusora. Asimismo, sostuvo que le facilitan también el local donde se reúnen y el equipo de sonido.“Misiones es la que más aporta en ritmos y es la menos conocida, Entre Ríos tiene su chamarrita, su tanguito montielero; Corrientes tiene el corrido, el chamamé, el valseado, nosotros tenemos cinco ritmos, la galopa, la polquita rural, el chotis, el gualambao y la canción misionera, uno más bello que otro, y no los mostramos”, refirió.“Tuve la oportunidad durante muchos años de organizar el Festival de la Música del Litoral, cuando aún vivía Chiquito Sánchez Ratti, cuando aún estaba Lucas Braulio Areco, Silvia Pineda Ayala, Teodoro Cuenca, estaba vigente Ricardo Ojeda, que de hecho de él son los ritmos que llevo, Luis Ángel Monzón y siempre haciendo hincapié en defender nuestras danzas, no importa que bailemos lo otro, pero sí defender lo que le corresponde a Misiones”, recordó y opinó que “ya estamos en una cuña donde nos empujan de todos lados y si no salimos a difundir lo nuestro vamos a estar siempre perdidos en el rincón sin reconocimiento propio”.Entendió además que se llegó a esta instancia por tomar “lo que nos llega de afuera y no defender lo nuestro; porque el correntino, el santiagueño, el salteño tienen identidad propia y la defienden a rajatabla; por eso no importa lo que bailemos, importa lo que difundamos”.Romero mencionó que, al igual que Misiones, el sur argentino no tiene representatividad en la Fiesta Nacional del Folclore, “no hay una huella, un triunfo, un loncomeo, no va la gente a difundir lo suyo. Y pensar que somos un país tan rico en idiosincrasia, en cultura”.“Me queda pedir que nos unamos en esto, si la galopa es nuestra canción oficial por qué no salimos con ella que es tan linda, Ricardo Ojeda tiene galopas impresionantemente lindas, esa es mi lucha, que se conozcan los ritmos propios de Misiones, no los que se bailan”, rogó la profesora que heredó esta pasión de “Chiquita Odoneto, una defensora nata, Daniel Fiorino, Tamara Okulovich, Susana Ríos, gente que defiende esto, pero somos un átomo en un universo”.El de Romero fue uno de los talleres más buscado, de allí que desde la comisión organizadora del festival le entregaran las planillas para compartir los datos de los participantes y que sirva como un aval para que el año próximo pueda llevar cuatro o cinco parejas que formen parte del espectáculo callejero, “porque para todo lo que se haga en Cosquín hay que competir, por eso tardé tantos años para lograr un taller”, sostuvo.Y no dejó de mencionar pequeños detalles que a lo largo de esta lucha sirvieron de motivación para continuar adelante, por ejemplo, cuando en 2015 recibió una invitación de la embajada de Panamá o, este año, cuando el municipio de Maipú, Chile, le entregó un libro en reconocimiento a su trabajo.Amor por la tierra y su idiosincrasia Obviamente la labor de Romero no se limita a viajar a Cosquín, sino que llevó a cabo un importante trabajo de investigación, recopiló documentación que avala su teoría y presentó en un proyecto con todas las justificaciones, vestimentas, coreografías, “hechas por Tamara Okulovich, porque si bien las danzas no tienen coreografías definidas, tienen figuras, que cada profesor las va formando a su manera”.Aunque reconoció que “cada año digo este es el último, estoy cansada de invertir, dinero, vestimenta, porque llevo la vestimenta que se van a poner los chicos para bailar y solo quiero que digamos esto es nuestro, porque lo dice la historia”.“Amo la tradición desde su concepción, no concibo que una chacarera se baile en puntas o levantando los pies, prefiero la chacarera del monte, el gato del monte, el zacha, todo lo que sea a tierra, porque nosotros somos tierra, la danza en puntas es para un clásico, respeto al que lo hace, no lo critico, yo no lo haría, las danzas que transmito las transmito como son, sin puntas, sin aggiornamientos que no van, porque somos una tierra de una conjunción de muchas colectividades más los guaranítico, lo jesuítico, entonces no pega hacer una innovación”, describió.“Este año estaba Orlando Veracruz, para mí es un sabio, me felicitó y me dijo, ‘seguí, porque en la constancia está el fruto’, todavía no sabía que me iban a permitir presentar las danzas en la apertura del callejero”. Cuando el coordinador me llamó y me dijo va a hacer la apertura, a las 20.30 del viernes, sentí que tacaba el cielo con las manos, tenía dos parejas de profesores, uno de Chile, una de Rosario, una de San Lorenzo y un chico de Buenos Aires, les pregunté si se animaban a presentar una galopa habiendo tomado solo un taller y así lo hicieron y así salió una galopa y un chotis en el callejero, esa es la satisfacción”, finaliz&o
acute;.
Discussion about this post