Todos tenemos un don, el cual nos ha sido dado como bendición. No es para nosotros. Es para compartir, es ese don el que nos recuerda nuestra naturaleza divina. Esa esencia perfecta dentro de nosotros es nuestra parte eterna, permanente e inmutable. Es esa esencia la que contiene la sabiduría infinita. Todos la poseemos, sólo hace falta mirar hacia el interior.Esa esencia divina es la verdadera naturaleza de todos los seres vivos. Si pudiéramos reconocer y comprender esa verdadera naturaleza en nosotros, desaparecerían todas nuestras preocupaciones, temores, angustias y frustraciones, como desaparece la oscuridad al salir el sol.Esa toma de conciencia nos ubica en otra dimensión, en la dimensión de lo inmutable, de lo permanente, de lo real.Así descubrimos que en este plano el tiempo fluye y nada es permanente. Sabemos que la vida es un proceso. Nacer, crecer, reproducirse y morir… entonces, yo me pregunto ¿dónde invertir toda nuestra fuerza e inteligencia, si todo el trabajo material de una vida puede desaparecer en un abrir y cerrar de ojos? ¿Qué es lo que queda cuando nos separamos del mundo físico?La virtud. El don quedará con nosotros por toda la eternidad. Y esto es más importante que todos los lujos, poderes y comodidades.Nuestro don y nuestra virtud son los regalos más preciosos que tenemos para vivir y cuando morimos. Es cierto que todos tenemos la naturaleza divina dentro de nosotros pero es importante también tener en cuenta la responsabilidad que viene con el entendimiento de nuestra verdadera esencia inmortal. El átomo permanente que está dentro de cada uno de nosotros y que se halla alojado en el corazón. Descubre tu don. Es para compartir y es a través de él que llegarás al centro mismo de tu ser en donde se encuentra la Sabiduría eterna. El milagro de la vida. El secreto de la naturaleza. Lo verdadero y lo ilusorio. Toda nuestra vida es un camino para descubrir nuestra verdadera naturaleza.ColaboraPatricia [email protected] Facebook: Patricia Mónica Couceiro 3764 829015
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