Señora Directora: La necesidad de establecer un régimen especial para los menores que delinquen es innegable e ineludible. Pero eso no quiere decir que esa normativa a sancionar tenga un propósito represivo y punitivo. Sería un gigantesco error y retroceso histórico.Bajar a 14 años la edad de imputabilidad de los adolescentes refuerza el concepto de que “ser jóven y pobre es ser delincuente” (o al menos sospechoso) del que se alimentaron los regímenes autoritarios padecidos en los últimos 50 años. Es de alguna manera darle entidad al llamado “gatillo fácil”, justificando, con esa sospecha, esos crímenes policiales que reaparecen y es difícil erradicar.Entiendo lo que significa la participación de niños (o casi niños) en hechos delictivos, algunos atroces, pero antes de excluir, criminalizándolos, creo el tema primero es inclusivo. Darle a todos las mismas posiblidades de desarrollo y crecimiento personal, particularmente a aquellos de los sectores más marginados.
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