La temporada de verano en Florianópolis, por el momento, es decepcionante para los operadores brasileños, sobre todo porque los comerciantes y los proveedores de servicios han convertido a Canasvieiras, la tradicional playa de los argentinos, en uno de los lugares más caros de Brasil para hacer compras y salir a comer.En esa playa, principal balneario de los argentinos situado el norte de la isla, se redujo un 50% el alquiler de casas y apartamentos en la primera quincena de enero respecto de 2016, dijo a Télam Luciano Marengo, de la inmobiliaria Bernardo Marengo.La escalada de precios para los turistas argentinos sorprendió a todos los turistas "gasoleros" que aprovechan el sol y el mar cálido del norte de "Floripa" y animan las noches en las discotecas de esta pequeña parte de nación argentina enclavada en la "isla mágica", capital del estado de Santa Catarina."Creíamos que iba a estar más barato, pero nos sorprendimos al ir al supermercado. El alojamiento y los servicios son más baratos acá", dijo a Télam Agustina, una empleada administrativa de Villa Cañás, provincia de Santa Fe, mientras tomaba sol con sus amigas Florencia y Martina. Ellas llegaron luego de comprar un paquete por casi 11.000 pesos por siete días, con todo incluido, incluso dos excursiones y entradas a discotecas. "Nos encantó el lugar, estábamos acostumbradas a veranear en Pinamar, Villa Gesell y Villa Carlos Paz, pero fuimos al supermercado y gastamos unos 600 pesos en apenas una comprita", contó la santafesina.Sin números oficiales, según la Secretaría de Turismo, el sector privado ha sentido la propia crisis brasileña y pensó que iban a llegar más argentinos, como en enero de 2015."La ocupación en la primera quincena de enero fue de 50% y esperábamos un 80% en la segunda, contra un 100% que se había registrado el verano pasado. Creo que hubo una expectativa de lleno total y el comercio aumentó muchos los precios", dijo el tasador Marengo, uno de los principales de la ciudad y el más conocido en Canasvieiras.En los supermercados de Canasvieiras, la lata de cerveza más barata se paga 2,75 reales, contra 1,30 o 1,50 que se paga en la góndolas del resto del Brasil.Incluso, en las calles, agentes inmobiliarios muestran a los automovilistas con placa argentina carteles con la palabra "Alugo" (Alquilo) para intentar cubrir la sobreoferta que se generó con la caída de la temporada."Podemos dar fe que los precios están caros para ir al súper y para ir a comer, pero sigue siendo más barato el alojamiento y la playa", contó a Télam Mario, comerciante de Lanús que estaba con su esposa Marcela tomando mate mientras una vendedora ambulante del Cipó, interior del estado de Bahía, intentaba venderle un sombrero Panamá, típico de los sambistas brasileños, a 30 reales (150 pesos).En la playa, es todo agitación, como siempre. Las tres hijas adolescentes de Alejandro y Mariela, de Pilar, provincia de Buenos Aires, estaban encantadas con la temperatura del agua y planeaban qué hacer en la noche en los bares y discotecas que existen en distintas playas, sobre todo en la exclusiva Jureré Internacional."Queríamos que ellas conocieran las playas de Brasil y las trajimos. Vamos a recorrer otras con playa más extensa", dijo Alejandro en su primer día de playa, embadurnado de protector solar para iniciar su quincena.En la playa, los precios parecen ser más competitivos que en Argentina: 10 reales (50 pesos) una caipirinha de cachaça y frutas a elección.Pero el famoso "milho" (choclo) a la manteca trepó y cuesta 5 reales (25 pesos cada uno).Los brasileños corrían espantados cuando escuchaban que un coco se vende como en ningún lado de Brasil, a 10 reales (unos 50 pesos)."Una sombrilla cuesta 10 reales todo el día", se alegraba Juan Manuel, un cordobés que acabó de comprar un par de zapatillas de marca por 90 reales (450 pesos), que el vendedor, un senegalés, jura que tienen garantía.Fuente y Fotos: Télam
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