La tierra colorada encierra grandes talentos, a los que sólo basta observar para entender que llevan un gran potencial escondido, y así pasó con las jovencitas Antonella Martínez y Tais Morello, ambas bailarinas del Ballet del Centro del Conocimiento, a quienes el fruto de su esfuerzo y ojos adiestrados para advertir estrellas les abrieron las puertas a grandes oportunidades, con becas en Bélgica y Nueva York, respectivamente.Antonella Martínez tiene quince años, desde hace unos días está en Bruselas, Bélgica, donde llegó sabiendo que atrás quedaban muchos aspectos de su vida de adolescente, que comenzaría una nueva etapa, prácticamente sola y con muchas responsabilidades a asumir, pero con la convicción de que tiene un mundo por conquistar y este es sólo el principio de un sueño que comienza a hacerse realidad.La mamá de esta valiente bailarina, Mery Storti, sin poder ocultar la infinita cantidad de sentimientos encontrados que su corazón intentaba ordenar, contó a PRIMERA EDICIÓN que se trató de una decisión “muy difícil, porque la beca es por un año y medio, pero es una oportunidad que es ahora y no sé si se le va a presentar otra vez, tiene que dejar la escuela y no sé qué va a pasar allá”.Y añadió que es “la más chiquita de la academia, porque esto se le otorga a chicos de 17 años, es todo un desafío para ella y para mí”. Además, todo fue muy rápido, “rindió el 12 de diciembre en el Teatro Colón, donde de las chicas que fueron de acá fue la única que pasó el examen físico, su físico es para bailarina”, y días después “llegó el correo de que la aceptaron en Bruselas, no hubo mucho tiempo; se va a hacer una vida de adulta, se va a vivir sola, con otra chica, de otro país”, sostuvo y mencionó que en julio estuvo en Nueva York, en el American Ballet, un mes becada, pero con chicos de todo el mundo, esto será totalmente distinto”, sostuvo.Mientras que la jovencita, dueña de una belleza natural, confió que se siente “re feliz, es una oportunidad grandiosa, todo mi sueño era esto y que se dé así…”. Y confesó que comenzó a bailar a los once años, “empecé grande, hace cuatro años. Tomé clases particulares, con profesores muy buenos, me quedaba aparte, hacía cursos en vacaciones, fui al Colón el año pasado y quería llegar, mi sueño es bailar, conocer el mundo, ser primera bailarina”.“Hice varios deportes, patín, judo, hockey, yoga artístico, un día antes de la audición en el Centro del Conocimiento dije ‘voy a probar’, fuimos con mi mamá, vestida con una calza y una remera, todas las chicas estaban con rodete, malla y tutú, sin saber qué era danza clásica, audicioné y quedamos dos chicas. Así empecé, sin saber nada, ahora estoy en el cuarto nivel”, subrayó Antonella.“Tenés que estar segura que es tu sueño, es muy difícil, hay días que te va mal, hay días que te va bien”, dejó en claro la bailarina y reconoció que se encontró con chicas con muchas condiciones, muy buenas, pero se dijo “quiero hacer esto”, se enfocó en su objetivo y trabajó para lograrlo. Hoy disfruta de un mínimo porcentaje del fruto de tanto esfuerzo, sabiendo que le esperan muchos trajinares por delante, pero también muchos escenarios por conquistar.Una misionera en Nueva YorkTais Morello, compañera en las clases de danza e íntima amiga de Antonella, también volará alto. Recibió una beca para el “Workshop Internacional Latinoamérica Baila”, en la Vassiliev Academy of Classical Ballet en Nueva York, Estados Unidos, donde compartirá clases y experiencias con bailarines de todo el mundo.Con sólo catorce años y una gran mundo que se abre ante ella por descubrir, fascinada por lo que el futuro pueda poner a sus pies, recordó que a los dos años y medio inició este camino, “pero otro tipo de danza, recién a los siete comencé con clásico, hace seis años que estoy en el Centro del Conocimiento y hace dos que tomo clases en el Instituto de Vanesa Da Luz, en jazz y contemporáneo”.Contó además que en agosto pasado participó de las audiciones con Vassiliev, quien desde un principio posó la mirada en ella y el último día le otorgó la beca que alimenta su sueño de viajar, conocer y subir a los grandes escenarios del mundo.
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