Si el sueño de los mortales fuese perpetuo y una misma cosa con la vida; si bajo el lastro diurno, languideciendo por la tierra en profundísima quietud de los vivientes no pareciese obra alguna, ni el relinchar de los caballos en los prados, ni el estrépito de las fieras en las selvas, ni el canto de los pájaros en el aire, ni el susurro de las abejas o de mariposas a través de los campos, ni en ninguna parte se oyera otra voz o ruido que el de las aguas, el viento y las tempestades, ciertamente que, el universo sería inútil.Pero ¡quién sabe si él se encontraría menos copia de la felicidad o más miseria de la que hoy se encuentra!Yo te pregunto ¡oh, sol!, actor del día y presidente de la vigilia: en el espacio de los siglos contados por ti y consumados hasta ahora, surgiendo y poniéndote, ¿viste tú alguna vez que uno solo de los mortales fuera feliz? De las incontables obras de los humanos vistas por ti hasta el presente, ¿piensas que realizará alguna el intento que lo animó, que proporcionará satisfacción durable o transitoria a la criatura que la produjo?¿Ves ahora, di, viste nunca la felicidad dentro de los confines del mundo? ¿En qué campo reside, en qué bosque, en qué montaña, en que valle, en qué país habitado o desierto, en qué planeta como tu llama alumbran y calientan? ¿Acaso se esconde a tu presencia y se asienta en el fondo del mar y en las profundidades de la tierra?Y hasta tú mismo, tú que como el gigante infatigable, día y noche sin sueño ni descanso, recorres velozmente el inconmensurable camino que te está prescripto, ¿eres dichoso o infeliz?Te pregunta la aurora. Haiku¿Dímelopor qué yo no lo ví?Dice la aurora.ColaboraAurora Bitó[email protected]
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