A la ya conocida actitud del intendente de Colonia Guaraní, Miguel Vargas, de no impedir la venta de alcohol en una recepción estudiantil en el polideportivo municipal, donde él mismo participaba, y contrariar en público el Código de Faltas que quisieron aplicar la Policía y hasta la Jueza de Paz local, se suma otro antecedente: la actitud del municipio de Puerto Rico, que autorizó el expendio de alcohol en la Expo local que casualmente organizaba la Comuna gobernada por el renovador Federico Neis.En esa ciudad regía entonces la prohibición del expendio y consumo de bebidas alcohólicas en espacios públicos.Como estos intendentes gobiernan sin un Concejo Deliberante en el ejercicio del control de la gestión, los ediles buscan salidas decorosas para evitar los enfrentamientos.Por ejemplo, el cuerpo deliberativo de Guaraní anticipó que no habría sanciones a Vargas antes de convocarlo a dar explicaciones; luego lo citó para que contara su versión y, tras escucharlo, consideró que “el Intendente actuó acorde a su espíritu solidario” y que reconoció públicamente su “error involuntario”. ¿Es involuntario cuando se enfrentó a la Policía y a la Jueza de Paz, que también estaba en la cena y ordenó el decomiso del alcohol?En Puerto Rico, para evitarse los enfrentamientos, directamente modificaron la ordenanza que prohibía el expendio y consumo en la vía pública, habilitando con la reforma que se pueda vender alcohol en fiestas como Carnaval, la mencionada Expo y los “encuentros masivos populares que se celebran el 24 y el 31 de cada año de 23 horas a 5”, haciendo responsable al Ejecutivo de la aplicación de la excepción a la ordenanza. El mismo Ejecutivo que hizo caso omiso cuando no estaba la reforma sancionada.Este tipo de hechos no colabora para superar las dificultades que se presentan en la sociedad. La demagogia supera al razonamiento lógico.
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