Estamos prontos a iniciar la novena de la Navidad, que nos acerca cada vez más al gran misterio de la Encarnación, que es el Encuentro con el Emmanuel – Dios con nosotros. Vivimos en un mundo en el cual los personajes importantes se alejan de sus semejantes… cuanto más alto es el cargo que ocupan, más difícil que se mezclen con la propia realidad. Sin embargo, en este adviento contemplamos a un Dios que siendo grande se acerca a cada uno de nosotros. La cercanía de Dios a la realidad cotidiana de nuestra vida, se manifiesta en la misma elección que hace el Salvador para su encarnación. Teniendo tantas otras opciones, Jesús nace en un humilde establo dando el mensaje de la cercanía de Dios en nuestras vidas. El poder de Dios no se manifiesta en la solemnidad de las riquezas materiales, sino en la grandeza de estar cerca del pobre, sencillo y desamparado. La espera de este adviento es la certeza del nacimiento de un niño que viene a reinar, no desde el poderío económico ni militar, sino desde la inocencia y la sencillez, ya que no está enviciado por las experiencias negativas de la vida. El nacimiento de un niño rey es la certeza de un Dios que elige el bien por encima de tantas propuestas del mal. Él reina y juzga desde la sencillez y con la libertad interior que tiene un niño.El adviento nos recuerda el cumplimiento de las promesas de nuestro Dios. Así como la Palabra de Dios en estos días nos demuestra cómo las visiones y profecías se cumplen, el adviento nos asegura que Dios hace cumplir nuestros sueños y visiones que nacen desde la profunda necesidad de justicia y amor.Es un tiempo que nos invita a abrirnos a la oración incesante a un Dios que es capaz de hacernos soñar cosas hermosas y hacerlas realidad. Es un tiempo de escucha atenta a la voz del espíritu que nos habla, así como habló a María y a José. Es un tiempo para estar disponibles y dóciles a la voluntad de Dios. Es encontrar un nuevo sentido a las pequeñas y grandes cosas que hacemos en la vida, para que Dios sea glorificado y que cada uno de nosotros seamos instrumentos vivos de la encarnación de Dios.La belleza del silencio interior y la escucha activa de María da su fruto al disponerse a colaborar con el plan divino de la encarnación. El proceso del adviento es para que estemos prontos a cumplir la voluntad de Dios y decir Sí a Él para que Dios esté cerca de nuestros hermanos.El adviento es una ocasión más para vivir la belleza del perdón y la reconciliación que nos acerca unos a los otros liberándonos de las causas de nuestras distancias. Nos abre a un amor capaz de entregar la vida entera para el cumplimiento de la misión de Dios. Es la oportunidad para vivir a plenitud el mensaje de que somos amados por Dios! Él nos sostiene y conduce en medio de las adversidades que se nos presentan. El adviento nos llama a iluminar las oscuridades con la luz de la Palabra y la luz de Cristo que nace en el corazón. Nos invita a conservar la esperanza de la venida de un Dios que marca el rumbo de nuestras vidas, caminando delante de nosotros como la estrella de Belén.El adviento transforma el corazón de tristeza, para vivir el gozo de la cercanía de un Dios que nos ama y nos sonríe!Por eso no permitas que los trajines de cada día te quiten la experiencia de vivir a pleno este adviento. Prepárate….vale la pena…. para que el Niño de Belén pueda encontrar un corazón donde nacer.
Discussion about this post