Hace más de dos años, el presidente del Instituto Provinial de Lotería y Casinos (Iplyc), Eduardo Torres, anunció con bombos y platillos la llegada de un barco sin motor desde Puerto Madero (Ciudad de Buenos Aires) para convertirlo en un lujoso hotel casino que estaría amarrado en Puerto Iguazú y se transformaría en otro atractivo para el turismo de élite que visita las Cataratas.Con la misma euforia que anunció el <a href="http://www.primeraedicion.com.ar/nota/205295/confirman-que-romeo-santos-no-se-presentara-en-posadas-escuche-a-bal.html">frustrado recital de Romeo Santos que hubiera costado una millonaria suma al Estado misionero</a>, Torres volvió a mostrar la falta de capacidad para cumplir con las palabras hechas públicas.Pero lo más destacado para los habitantes de Misiones y principalmente de la ciudad de Iguazú, es que se frustra una promesa, calculada en un plazo de “ocho o nueve meses” desde ese momento, que daría unos 500 puestos de empleo que derramarían bienestar a una gran cantidad de jóvenes locales, en rubros como gastronomía, hotelería, juegos de azar, entre otros.El proyecto definitivo del Buque Casino & Resort, que formaría parte del proyecto “Mini Las Vegas”, a instalarse en la ciudad de Puerto Iguazú, fue dado a conocer en diciembre de 2013 por las autoridades de la Compañía Desarrollo Marítimo SA durante una conferencia de prensa desarrollada en el Maitei Posadas.Según se anunció en ese entonces, la empresa privada realizaba la inversión y el Iplyc le autorizaba y permitía la explotación del juego y del hotel, que sería en forma de concesión.El contador Eduardo Jorge Paoletta, de la Compañía Desarrollo Marítimo SA, propietaria del barco bautizado “Nicolás Mihanovich” explicó en ese entonces que la inversión en mano de obra que este emprendimiento traería acarreado ya una vez puesto en marcha en su totalidad, entre 450 y 500 personas trabajando en el Lote 1 de las 600 Hectáreas, en inmediaciones del puente internacional “Tancredo Neves”.En Iguazú, la embarcación sería amarrada frente al predio de la Selva Iriapú, un sector donde funciona una docena de emprendimientos turísticos de categoría.Por su parte, Torres manifestó su acompañamiento a los inversores que aceptaron el desafío que planteó el Iplyc cuando se lanzó el proyecto denominado “Mini Las Vegas”, un ambicioso plan orientado al turismo de lujo, pero a pocos metros de los barrios humildes y de las comunidades mbya que padecen graves necesidades insatisfechas.“Lo que en un momento era una utopía, lo están transformando en realidad. A nosotros, como organismo regulador del juego, nos parece de fundamental importancia no sólo por la inversión que significa y lo que simbolizará para el turismo, sino por la cantidad de mano de obra que se empleará en la ciudad de las Cataratas. Muchos aún no vislumbran el turismo que se puede traer del extranjero y lo beneficioso que puede ser para Misiones que un turista se quede una noche más, con su consecuente implicancia en la economía de la región”, enfatizó Torres, con evidente entusiasmo. Sin embargo, todo quedó en las palabras.Paoletta, en tanto, se refirió a la inversión, al desarrollo y los pasos que irán dando para concluir con esta importante inversión que significará el proyecto del Buque Casino, con una superficie de quince mil metros cuadrados cubiertos y una inversión aproximada a los 150 millones de pesos.Rememoró que todo nació con la adquisición del buque “Nicolás Mihanovich”, que fue botado en 1962, que cumplió el trayecto entre los puertos de Buenos Aires y Montevideo (Uruguay) por más de treinta años y que por la evolución de la navegación, dejó de operar. Fue entonces, que se decidió comprar el barco y crear un hotel flotante con casino. Comentó que la idea original era ponerlo a trabajar en Puerto Madero pero “nos enteramos del desarrollo que se estaba promoviendo en Misiones, puntualmente en Cataratas, con este predio de 600 Hectáreas donde se implementó el tema de Mini Las Vegas y nos pareció un desafío interesante poder encararlo y complementarlo con obras en tierra. Sabíamos que para semejante proyecto era poco con el barco solamente. Presentamos una idea, nos notificaron sobre las necesidades y exigencias que debíamos cumplir para hacer más efectivo este proyecto y aquí estamos”, explicó Paoletta.El barco, de 90 metros de largo por 16 de manga, cuenta con siete plantas o cubiertas. Dentro de ellas hay cinco salones que podrán convertirse en dos restaurantes y tres salas de juego, 52 habitaciones con yacuzzi, una pileta climatizada, dos mini piletas, gimnasio, spa, salón de belleza, descanso, esparcimiento y entretenimiento.Arrastrado por la crecienteUno de los cálculos, o varios, en algún momento del proyecto fallaron porque pasaron dos años y el hotel casino no está funcionando ni tampoco se ha generado el prometido y ansiado empleo para 500 vecinos de la provincia.Para colmo, el año pasado, un año después de instalado el barco en Iguazú, fue arrastrado por el río en momentos que se encontraba amarrado en el puerto, en medio de una crecida y varios días de abundante lluvia.La embarcación de unos cien metros de largo, contaba con tripulación a bordo de la que no se detalló el número, pero trascendió que sufrió varias averías que dificultaron los trabajos de recuperación, además de lo que costó volver a instalarlo en la costa.Una embarcación proveniente del Paraguay, que comúnmente realiza tareas de remolque de cereales, más otra de bandera argentina lograron detener al barco que se desplazaba sin rumbo río abajo.Desde aquel momento poco y nada se dijo de este ambicioso proyecto, que se anunció como la panacea para el turismo internacional y se encamina a un triste y anónimo final, similar al que tuvieron otros proyectos impulsados por la gestión de Eduardo Torres en el Iplyc.A propósito de hoteles de lujo en Iguazú, nadie sabe tampoco qué pasó con el también ambicioso Hilton que se levantaría en la misma zona del barco casino, promovido por el ministro de Turismo Sergio Dobrusin.
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