POSADAS. A Cristian Marcelo Pacheco (41) y Damián Antonio Méndez (51) les llegó la hora de enfrentar a la Justicia. Acusados por el delito de “partícipes necesarios en el delito de robo con muerte resultante”, serán juzgados en octubre próximo como cómplices por el crimen de Jorge Oscar “Kuki” Barrufaldi, perpetrado hace once años en la capital provincial.Así lo confirmaron las fuentes a PRIMERA EDICIÓN, quienes revelaron que el debate oral y público se desarrollará entre el lunes 6 y el miércoles 8 de octubre, en principio, en la sala de audiencias del Palacio de Justicia de la provincia, sobre avenida Santa Catalina de Posadas.El expediente se encuentra en el Tribunal Penal 2 de la Primera Circunscripción Judicial, pero a raíz de que los integrantes de ese alto órgano judicial tuvieron participación en el proceso, Pacheco y Méndez serán juzgados por los magistrados subrogantes Marcela Leiva, Marcelo Cardozo y César Yaya.Si bien recién en el juicio se ventilarán los pormenores de la vinculación de los imputados con el hecho, en la causa consta que “Garrote” Pacheco está sospechado de haber actuado como “entregador”, mientras que “Chiqui” Méndez habría hecho las veces de “organizador” del robo que terminó de la peor manera.Sobre los autores del crimen nunca se supo más que los apodos. “Sansón” y “El Rosarino” son las palabras clave que desvelaron a los investigadores del caso durante años, hasta que el olvido hizo mella en la pesquisa. Jamás se establecieron sus verdaderas identidades y todo indica que, minutos después de cometer el aberrante homicidio, escaparon hacia Buenos Aires. La esperanza de los familiares de “Kuki” es que algo más de ellos surja en medio del juicio.Sobre los defensores de los acusados, Pacheco contará con la asistencia legal del letrado Daniel Zanivan, mientras que Méndez será representado por la doctora Celina Silveira Márquez, de la Defensoría Oficial de Instrucción 1 de Posadas.El episodio que acabó con la vida del precursor del padel en la provincia se descubrió en la tarde del lunes 30 de junio de 2003, cuando sus familiares comenzaron a preocuparse debido a que “Kuki” no había abierto ese día el complejo de canchas de padel del que era propietario, sobre avenida Uruguay casi Pasteur.Sus allegados se dirigieron entonces a la casa donde vivía, sobre avenida Rademacher al 3.600 y solicitaron la presencia de un cerrajero. Cuando lograron entraron, descubrieron lo peor: “apenas entramos con un doctor que era amigo de él, vimos la sala y en el pasillo un charco muy grande de sangre”, le contó a este diario Jorge Dimaría, cuñado de la víctima, en 2012.El cuerpo de Barrufaldi apareció maniatado de pies y manos, con un profundo golpe en la cabeza que le produjo hundimiento de cráneo, y con un repasador en la garganta que, según las pericias posteriores, le provocó una horrible muerte por asfixia.El crimen causó conmoción en la sociedad local y un enorme dolor en los Barrufaldi, tanto que poco a poco varios de sus familiares fueron muriendo. Primero fue su padre, Salvador. Luego Virginia, una de sus hermanas. Y finalmente, Rosa, su mamá. “No queremos que el caso prescriba y quede en el olvido”, dijo Dimaría en su momento. Ahora, por fin, parece que el expediente volverá a registrar movimiento.
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