Juan Carlos Ferreyra no lo sabía, pero cada gambeta que hacía en la cancha era seguida al detalle por miles de niños del otro lado de la radio. “Mono”, como lo conocían en su Alem natal, era una suerte de Messi misionero de fines de los ochenta. Entre esa gurisada, que de a poco se hacía hincha de Guaraní Antonio Franco al escuchar de las proezas de Ferreyra con La Franja, estaba también Joselo Schuap.
“Soy de Guaraní gracias al ‘Mono’ Ferreyra. Me crié admirándolo. En Alem todos queríamos jugar como él. Escuchaba los partidos por la radio y era una cosa muy fuerte. Ahí nació mi fanatismo por La Franja”, cuenta el músico popular, con la espalda apoyada sobre las paredes del estadio Clemente Argentino Fernández De Olivera, ese que tantas veces dibujó en su mente. Hoy, vaya paradoja, le toca vivir a cien metros de la cancha.
“El fútbol y la música tienen cosas muy parecidas, como las derrotas”, le dice el compositor y referente a EL DEPORTIVO, en una charla a fondo sobre su pasión por Guaraní. La entrevista, como no podía ser de otra manera, tuvo lugar en el mítico templo de Villa Sarita. Tampoco podía faltar la guitarra.
¿Cómo te hiciste hincha de GAF?
Soy hincha de Guaraní desde chiquito. Nací en Alem y me crié admirando al “Mono” Ferreyra. Era nuestro Maradona. De ahí viene mi fanatismo, el “Mono” era nuestro ídolo. Seguíamos todos los partidos por la radio.
¿Y cómo es que ahora vivís a cien metros de la cancha?
Bueno, terminé viviendo en Posadas, y por cuestiones de la vida, me vine a vivir acá, porque mi esposa, Graciela, es acá del barrio. Hoy mis dos hijos son hinchas de Guaraní. Por los viajes muchas veces no puedo venir a la cancha, pero valoro al club con esa marca de “misionero y guaraní” que tiene.
¿Cuál fue la mayor alegría?
En esta última época, ya viviendo acá, lo del ascenso a la B Nacional fue tremendo. Imaginate que vine a la cancha con mi viejo, que es de Alem, había estado internado y esa misma tarde le dieron el alta. El médico le dijo que tenía que estar tranquilo. Y para cumplir con eso, vinimos a ver el partido (se ríe). Fue tremendo. Fui con mi hijo. Y ahí lo tenía a los dos, al abuelo y al nieto. Fue un espectáculo inolvidable.
¿Alguna anécdota particular?
Hace muchos años, estando en Ushuaia y a 10 minutos de haber llegado, bajo dos metros de nieve, me acuerdo haber buscado una tele para ver ese partido amistoso que Guaraní jugó acá con Independiente, esperando que entren los jugadores del barrio, que iban a dejar la vida en la cancha por ese amor. Y después, en alguna que otra gira, en otros países, siempre me preguntaron por Guaraní y Mandiyú… Son dos clubes de mucho sufrimiento, pero de mucha trascendencia para la gente.
¿Hay algún parecido entre la música y el fútbol?
Sí, claro, muchos. Esa adrenalina de estar hasta el último minuto y no saber si vas a ganar o perder. Y el paralelismo más grande creo que tiene que ver con las derrotas, en las veces que te toca perder. Ganando, como todo en la vida, es más fácil: tenés amigos, te invitan a todos lados, tenés “ojos azules”… Pero cuando te toca la mala, no suena el teléfono, tus amigos no te invitan…
Hay otra anécdota… ¿Hiciste una canción para Crucero?
(Se ríe) Sí, pero me viene bien para aclarar todo. Yo en una época andaba “tirado”, muy mal de plata. Y mi amigo Julio Koropeski (titular de Crucero del Norte, máximo rival de Guaraní) me pidió un jingle para Crucero. Yo tenía necesidad… Fue hace como 15 años. Y lo que pasó fue que Julio la terminó usando como canción del club. Y en Santa Inés la ponen en la cancha y los amigos del barrio reconocen mi voz y me reputean, siempre con cariño. Yo me siento como un jugador que jugó años en Guaraní y de repente fue contratado por Crucero. Ya le pedí a Julio que no pase más la canción, pero se mata de risa… (se ríe)
¿Y una canción para La Franja?
No hago una canción de Guaraní porque sería demagogia, van a decir que estoy sobreactuando. Entonces prefiero contar la historia de Julio con humor y agradecido, porque esa vez me ayudó y siempre apoya la cultura. Pero ojo, yo soy de Guaraní…
Le hiciste una canción a “Mavala”, otro personaje ligado al barrio y a Guaraní…
Sí, “Mavala” era un referente del hincha fanático de Guaraní. Yo le hice una canción que quedó en la historia y en mi historia personal. Además era mi amigo. Pero después de eso, mi amigo “Carayá” (mítico utilero de Guaraní, se jubiló hace apenas meses) me retiró el saludo y se enojó conmigo. Yo no sabía por qué y le preguntaba, pero ni me respondía. Hasta que me enteré que estaba malo porque “Mavala” tomaba alcohol y él se había curado de eso, se había rescatado, y nunca le había reconocido eso. Me di cuenta y le escribí una canción para pedirle perdón que ahora está en Internet.
¿Cuál es tu sueño máximo con Guaraní?
Mi sueño es que Guaraní, con jugadores del grupo sanguíneo del club, triunfe. Ya lo dijo Alejandro Dolina, primero jugábamos con los mejores, pero después quisimos jugar con los amigos. Sueño con que algún día se arme un equipo con los pibes del barrio. Yo que estoy en la música le cantó a “Mavala”, a “Carayá”, al almacén de Sanguina, a La Placita. Y yo sé que eso no es comercial, no vende. No voy a ganar plata. Con esa misma lógica me gustaría ver un Guaraní triunfante, pasional, que ame la camiseta por la idiosincrasia propia del barrio.
La historia de “Carayá”
El mítico utilero de Guaraní, Carlos “Carayá” Vera, fue el destinatario de una de las tantas canciones que Joselo le dedicó al Mundo Guaraní.
Las estrofas, que pueden escucharse en YouTube, tienen un valor especial para aquel que conoce la historia de “Carayá”.
“Carayá tiene su nombre, Carlos Vera de Itaembé; Villa Sarita te nombra, cuando suena un chamamé; Te rescataste solito de la calle y el dolor; Como Guaraní, tu vida, buscando gritar el gol”, dicen los primeros versos.
“Guardián atento del barrio, pocos saben tu verdad. Cuando nadie te está viendo, una guitarra afinás. Pasaste por los infiernos, la calle te endureció. Saliste solo y valiente, por tu propia decisión”, reza otra de las estrofas que, como se observa en el video, conmovieron al homenajeado.
“Carayá vos me pediste, que te escriba esta canción; Aquí vengo con el trato, permitime por favor; Que aprenda de tu silencio, que grita la solución; La fuerza de un hombre bueno, que busca por ser mejor”, cierra.