El conflicto entre vecinos de Puerto Rico parecería de fácil solución para el sentido común, sin embargo, con el correr del tiempo la situación parece complicarse cada vez más. En la esquina de Lassberg y Kolping, hay un predio que según los vecinos consultados por PRIMERA EDICIÓN, sería del municipio, pero se lo cede al Instituto Juan Pablo II para que los alumnos realicen educación física. En el lugar hay una pequeña cancha de fútbol y un perímetro cercado, pero con acceso liberado.
Entre semana, los alumnos del Instituto utilizan la cancha sin conflicto. Pero los sábados y domingos, la cancha la usan niños y jóvenes del barrio que se juntan para jugar y divertirse, según contaron. Pero el conflicto es con los vecinos, que ya no toleran los pelotazos que reciben en sus casas cada vez que se juntan a jugar. Principalmente con un vecino, que dejó de devolver las pelotas.
Pablo, uno de los jóvenes explicó que esa familia ya les retuvo varias pelotas y que no las devuelve: “es una pelota que compramos entre todos para hacer deporte y para divertirnos, no veo qué tiene de malo, solamente estamos jugando al fútbol y pedimos que cuando la pelota vaya para su patio, que nos devuelva lo que es nuestro, no queremos tener problemas, solamente queremos jugar tranquilos pero ahora nos quedamos sin pelota y no tenemos para comprar otra, apenas pudimos juntar para comprar ésta y ahora este señor no nos devuelve”, contó.
Si bien la cancha tiene tejido, no es de la altura suficiente como para evitar que la pelota lo trasponga y vaya a dar con las casa que están apenas cruzando una calle angosta en la parte posterior a un arco. La familia López, es la que no quiere devolver las pelotas. Explicaron que “a las dos de la tarde empiezan, nosotros trabajamos y a la siesta necesitamos descansar. Y se lo dijimos a los chicos, pero no respetan. Los pelotazos rompen las plantas, pegan en el techo, en las paredes, en las ventanas, en cualquier momento van a romper un vidrio y nadie se va a hacer cargo. El otro día escuchamos que aplaudían, pero no pudimos salir a atender rápido, y cuando salimos, había una persona adentro de nuestra propiedad, saltó la reja para entrar a buscar la pelota. Nos pegamos un terrible susto. Así que ahora no devolvemos más la pelota que cae en nuestra casa, pero no las tenemos nosotros, están en la Comisaría Segunda, que vayan a buscar allá”, indicaron a PRIMERA EDICIÓN.
Además, el vecino pidió que alguna autoridad haga algo: “nosotros fuimos a hablar con el colegio, y nos dijeron que no tienen presupuesto para levantar el tejido. No sabemos si es propiedad privada o si es de la Municipalidad ese terreno, pero nos gustaría que alguien haga algo antes de que pase algo feo, porque ya nos amenazaron que nos van a apedrear la casa y el auto”, contó.
Son dos las casas afectadas por esta situación, el otro vecino, de apellido Pereira, hizo un relato idéntico: “en mi caso como tengo una reja más alta que mi vecino la pelota no entra tanto a la casa, pero pega todo el tiempo, y ya dio varias veces por los ventanales, la cosa es que en cualquier momento lo van a romper y no creo que quieran hacerse cargo. Esto se soluciona fácil, es solamente levantar un poco el tejido y la pelota ya no sale”, dijo.
Por un lado, los jóvenes del barrio consultados, coincidieron en que es un problema que no devuelvan la pelota porque no hay muchas canchas donde jugar, y que no quieren tener problemas con los vecinos, solamente quieren poder jugar tranquilos al fútbol.