En tanto, los salarios y las jubilaciones van perdiendo rápidamente su poder adquisitivo y se pulverizan en relación a la moneda estadounidense que es el parámetro que se utiliza comparativamente; a la vez, limita las posibilidades de negociación laboral para permitir que los trabajadores puedan recuperar parte de esa depreciación.
La mayoría de las grandes empresas de servicio y las petroleras se han visto enormemente beneficiadas con esta política que da más riqueza al rico y menosprecia a los verdaderos generadores de esa riqueza, los trabajadores.
Y ahora se pretende cargar sobre todos los argentinos una “compensación” en el precio del gas por el desfase tarifario consecuencia de la feroz corrida cambiaria de los últimos meses. Le quita todo riesgo a las empresas extractoras del combustible y, como cargárselo a los usuarios es inconstitucional, es el Estado el que asume ese costo y convierte a todos los argentinos en los pavos de la fiesta.
Juan Manuel Pazos
Posadas (Misiones)