IGUAZÚ. Una familia de esta localidad llora la muerte de su hija más pequeña, Ximena Prisilla, de tan sólo tres meses. La beba murió en la madrugada de este miércoles con un cuadro de neumonía agravado con su patología ante la cual, la única esperanza, era un trasplante de médula ósea. Pero los papás de Ximena, José Quevedo y Liliana Paredes, no podrán llorar lo suficiente a su beba porque deben enfrentar otro gran problema: también su hija Beatriz, de un año y ocho meses, necesita un trasplante de médula ósea para sobrevivir. El drama familiar se completa con la falta de recursos económicos. El poco dinero que ingresa para la manutención familiar lo gana José cuando puede prestar servicios como moto-taxi, yendo y viniendo por la Triple Frontera. PRIMERA EDICIÓN habló ayer con José en varias ocasiones, la primera, mientras éste esperaba aún la llegada de su esposa y el cuerpito de su beba fallecida que fueron trasladados en una ambulancia desde el Samic de Eldorado hasta Iguazú, donde la familia la despediría antes de su inhumación. La beba había permanecido internada casi dos semanas en compañía de su mamá y durante ese tiempo su padre quedó al cuidado de su hermanita mayor. “Hace muchos días que no puedo salir a trabajar porque no puedo dejar a mi hijita sola, todo es muy difícil para nosotros”, contó muy triste. Según precisó su papá, la bebita comenzó con problemas respiratorios hace unos 15 días por lo que la llevaron al hospital de Iguazú, donde quedó internada pero como su estado fue agravándose se resolvió su derivación en forma urgente al hospital Samic de Eldorado. Allí permaneció en terapia intensiva más de una semana y falleció durante las primeras horas de este miércoles, “los médicos le dijeron a mi señora que la neumonía era una complicación por su enfermedad de base… todavía no la pude ver porque no espero la ambulancia”, remarcó José en horas del mediodía, cuando habló telefónicamente con PRIMERA EDICIÓN. En la extrema pobrezaLa familia Quevedo vive en una muy precaria vivienda de madera en el barrio Primero de Mayo de Iguazú, vivienda que la Municipalidad de Iguazú le está construyendo (“todavía están construyendo, no sé cuántos días más va a llevar”, contó José). No cuentan con agua potable ni luz eléctrica. Para abastecerse de agua, la familia acarrea el líquido de un tanque ubicado a unos cien metros. El estado de salud de la pequeña Beatríz es delicado pero está estable, “la llevamos cada 15 días a control en el hospital de Iguazú, por ahora sólo nos queda esperar un donante compatible para que puedan hacerle el trasplante de médula”.José contó que tanto él como su esposa Liliana vivían para cuidar a sus hijas y a la espera de que ambas recibieran el trasplante de médula. La muerte de Ximena afectó profundamente a esta humilde familia que muy poca asistencia recibieron hasta el momento por parte del Estado. “Beatríz está fuerte pero tiene que estar controlada en todo momento, a veces tengo que llevarla con urgencia al hospital. Ella tiene que comer una dieta especial… si la gente nos quisiera ayudar le pediríamos que nos den mercaderías”, dijo José. Por su patología, Beatríz no camina y las posibilidades que lo haga son escasas. Por ello, necesita una silla de ruedas… por ahora está casi siempre en brazos de su papá. Patología congénita La enfermedad que afectó a ambas niñas es una patología congénita llamada osteopetrosis que interfiere con la formación de la médula ósea, y provoca un desarrollo óseo anormal, ceguera, raquitismo, desarrollo dental anormal y huesos frágiles. La única cura que existe para la osteopetrosis es el trasplante de médula ósea.





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