SANTO PIPÓ (Enviada especial). Transcurría junio del año 1996 y nadie presagiaba lo que sería hoy la histórica ex Pipoil (aceitera de tung), que se encuentra en un estado de destrozo y abandono total, después de ser una de las entidades modelo a nivel provincial y fuente de trabajo para cientos de familias de la zona.Roberto Dombroski es la persona que tomó oficialmente potestad sobre la planta en aquella época y hasta marzo de este año habría figurado como el “inquilino (propietario)”, hasta que habría decidido desentenderse y abandonarla, mientras afrontaba desde la Cofra (Cooperativa Frigorífica de Leandro N. Alem) un “juicio por desalojo”. “El nunca pagó las cuotas. Entregó una parte de un alquiler y una cuota, y después nunca pudo pagar. El contrato decía claro que al no cumplir, el inquilino debe entregar la propiedad. Pero esto no ocurrió porque hoy no sólo la planta está completamente destruida, sino además ya no se puede recuperar”. Con esta frase Luis Mieth, actual presidente de la mencionada cooperativa, resumió la situación legal que atraviesa la entidad por una propiedad de su pertenencia, afirmando en diálogo con PRIMERA EDICIÓN que “para nosotros representa un daño material irreversible. No pudimos hacer nada, y la Justicia no actuó”.Hoy la Cofra de Alem no sólo no puede recuperarla como planta industrial, sino que además está exigida a pagar una caución de 1.200.000 pesos, “supuestamente para no perjudicar al damnificado, que podría ser Roberto Dombroski”, afirmó Mieth. Fundada allá por el año 1930 por inmigrantes suizos, según relatos de algunos pobladores de la zona, fue una fuente genuina de trabajo para cientos de familias por muchas décadas. Sin embargo, hoy demandaría entre 10 y 15 millones de pesos para que pueda llegar a recuperarse al menos parte de la gran estructura que está asentada en esta localidad, y que a simple vista está completamente destruida. Sentencia judicial“Para nosotros es un litigio que viene desde el 2000. Hoy 2012, tenemos la sentencia donde a nosotros nos dicen (desde la Justicia) que la planta es de Cofra, pero no nos entregan porque nos piden que paguemos una caución de 1.200.000 pesos”, explicó Mieth. “Nos da mucha pena recordar que incluso en octubre del año pasado la planta estaba operable, cuando técnicos del Banco Nación fueron a visitarla junto con los nuestros, para saber en qué condición estaba, pero hoy no sólo no podemos recuperar el predio sin pagar la caución que nos imponen, sino que además los daños son irrecuperables”, se lamentó Mieth. Ser o no ser dueño, es la cuestión“Nosotros, siendo dueños de la propiedad, litigando más de ocho años, no nos entregan la planta porque piden que paguemos una caución para no damnificar al inquilino que era Dombroski. Esto no tiene explicación”, sostuvo el presidente de la Cofra (foto).Afirmó a su vez: “Lamentablemente acá hay un perjuicio muy grande y hay un responsable. Nosotros hicimos la denuncia a Dombroski porque él hasta hoy sigue figurando como el inquilino de la planta y el que tenía que habernos entregado en condiciones en la que le entregamos, o por lo menos en las condiciones en la que estaba hasta octubre del año pasado y este año en marzo”.También afirmó que “él nunca pagó la cuota. Entregó una parte de un alquiler y una cuota, y después nunca pudo pagar. El contrato decía claro, que al no cumplir el inquilino debe entregar la propiedad. Pero esto no ocurrió, porque hoy no sólo la planta está completamente destruida, sino además ya no se puede recuperar”.





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