APÓSTOLES. La encarnizada lucha “boleto a boleto” que todos los días las empresas de transporte de pasajeros protagonizan en el interior provincial volvió a quedar en evidencia esta semana con la declaración del chofer del ómnibus que volcó el pasado 7 de noviembre sobre la ruta provincial 201, cerca de Apóstoles, y se cobró la vida de cuatro personas.Ante la Justicia, el conductor aseguró que en medio del viaje y pese a que reemplazó a otra unidad que había sufrido un desperfecto minutos antes, desde la empresa lo presionaron vía telefónica para que acelere y “no se deje ganar” por otra compañía que realiza el mismo recorrido. Además, según le contaron fuentes exclusivas a PRIMERA EDICIÓN, reconoció que el estado de mantenimiento del interno 9 de Águila Viajes distaba de ser el ideal: el velocímetro no funcionaba y las salidas de emergencia se encontraban bloqueadas.El hombre recuperó la libertad días atrás después de cumplir con la caución real que le fijó el magistrado Miguel Ángel Faría, al frente del Juzgado de Instrucción 4 de Apóstoles, quien en la próxima semana continuaría tomando medidas para llegar al fondo de la cuestión.Destino marcadoLa declaración indagatoria se llevó a cabo el último miércoles y Víctor Zarski (35) enfrentó al juez durante varias horas, en las que contó su versión de los hechos y dio a conocer las presuntas condiciones de trabajo de la empresa de la que todavía forma parte, más allá de que actualmente su situación no es del todo clara.El chofer brindó un relato pormenorizado de lo que sucedió el miércoles 7 de noviembre. Contó que había salido entre las 5.15 y 5.30 con el interno 9 desde Concepción de la Sierra hacia Apóstoles, pero fuera de línea: el trayecto que ese día debía cumplir era Apóstoles-Posadas. En el colectivo también viajaba el guarda, Víctor Ghiglione (25), junto a su novia, Viviana Dlutowski (20), quien luego perdería la vida.A unos veinte kilómetros de Concepción, los trabajadores recibieron un llamado telefónico desde la empresa que les ordenaba regresar a la rotonda de acceso a la localidad, donde otra unidad había sufrido un desperfecto.El interno 9 regresó y llegó a ese lugar cerca de las 5.45, siempre según el testimonio del chofer. Subió a los pasajeros y partió de nuevo con destino a Apóstoles.En medio de ese recorrido, Zarski asegura que junto al guarda recibieron un nuevo llamado de un alto dirigente de la empresa. Del otro lado del teléfono lo “apuraron” para que estén a las 6.10 en la plataforma de la terminal de Apóstoles, listos para partir a Posadas.“No dejes que te toquen la cola”, contó que le habrían dicho en esa llamada, en relación a la constante competencia con otra empresa de transporte de pasajeros que tiene la misma línea, prácticamente en el mismo horario. La “guerra de los colectivos” se gesta en batallas impensadas que pueden acabar de la peor manera, como en este caso.Al llegar a la altura del kilómetro 20 de la ruta provincial 201, cerca de las 6.25, sucedió lo peor: el colectivo despistó, volcó sobre el lateral derecho, se arrastró unos veinte metros sobre la banquina y terminó contra una zona de monte. La “curva de la muerte”, como se conoce al lugar, otra vez había transformado su nombre en realidad.Casi en el acto perdieron la vida Dlutowski, Mario Barrozo (78), Armando Gómez (65) y Marcia Elizabet Ríos (22). Hubo quince heridos y uno de ellos debió ser amputado.IrregularidadesAnte el juez Farías, Zarski contó que al momento del hecho había cumplido un mes y cinco días de trabajo en la empresa. En ese poco tiempo, relató que el velocímetro de la unidad nunca había funcionado, al igual que el tacómetro. En ese sentido, relató que para calcular la velocidad en la que circulaba debía hacer un cálculo basado en el indicador de revoluciones por minuto.Al respecto, una de las primeras pericias realizadas luego del accidente arrojó un resultado contundente: el colectivo viajaba a alrededor de 100 kilómetros por hora.El chofer también relató que las salidas de emergencia del ómnibus estaban bloqueadas y que se encontraba desconectado un sistema de posicionamiento global -GPS- ubicado en el “boletero”. Por último, dijo que tanto él como el guarda cobran un básico y, después, un porcentaje por cada boleto que venden.Así las cosas, durante el transcurso de esta semana Zarski cubrió la caución impuesta por la Justicia y recuperó la libertad. De todas maneras, actualmente está imputado por el delito de “cuádruple homicidio y lesiones culposas en concurso ideal”. La Justicia misionera resolverá qué grado de responsabilidad le cabe a él y/o a la empresa por el hecho fatal.





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