OBERÁ. El Tribunal Penal 1 de esta ciudad condenó a 18 años de prisión a un joven changarín de 21, tras hallarlo culpable de propinarle una brutal golpiza a una anciana y a su hijo discapacitado, a quienes luego intentó asesinar prendiendo fuego la humilde vivienda donde residían, señaló un vocero oficial.El fallo fue dado a conocer ayer tras desarrollarse un juicio oral y público que constó de una sola jornada. La dura sentencia recayó sobre el imputado César Javier Rivero. Fuentes del caso indicaron que durante el debate las evidencias fueron abrumadoras contra el acusado, no obstante su defensora oficial solicitó la absolución, mientras que la fiscalía, representada por Estela Salguero de Alarcón, solicitó 18 años por “robo calificado en despoblado, incendio y homicidio criminis causa en grado de tentativa”. Finalmente el mencionado Tribunal analizó el caso y tras evaluar las pruebas que fueron presentadas durante la instrucción, como así también distintos testimonios recabados en el juicio resolvió una sentencia condenatoria. Cobarde agresiónLos hechos por el cual fue a juicio el joven changarín fueron perpetrados a las 20 del 1 de octubre de 2011, en el paraje Arroyo Tigre, en el municipio de Villa Bonita. En esa zona rural residían las víctimas, una mujer de 76 años identificada como Naida Mascareño y su hijo, Luis Quintana, de 52. Según se pudo establecer durante la investigación a cargo de la Policía, el acusado irrumpió en la vivienda por la fuerza, armado con un trozo de madera con el que primero golpeó violentamente al hombre y luego a la dueña de casa. Al parecer en compañía de un cómplice que no fue detenido, Rivero entonces habría recorrido la vivienda hasta dar con una suma cercana a los 300 pesos. Con el magro botín en su poder y antes de darse a la fuga, Rivero y su presunto cómplice decidieron encubrir el delito que habían cometido y no “dejar cabos sueltos”, es decir, matar a las víctimas y no dejar a testigos del robo. Es que el changarín al parecer ya había trabajado para la mujer y quizás temió ser reconocido. Fue así que rociaron toda la casa con kerosene, incluidos el cuerpo de las víctimas, e iniciaron un incendio.Instinto maternalEl hecho no terminó en tragedia por el accionar valiente de la mujer, quien pese a estar mareada por los garrotazos recibidos reaccionó, tomó de los brazos a su hijo y lo arrastró hasta el patio de la propiedad. Desde allí observó como el fuego arrasaba con la construcción.La anciana llevó a su hijo hasta un galpón de la propiedad, donde pasaron la noche. A la mañana siguiente caminó hasta la chacra de un vecino, distante a unos 600 metros, y pidió socorro. El vecino llamó a la Policía y se dio inicio a la investigación, que al poco tiempo arrojó la detención de Rivero. Madre e hijo sufrieron traumatismos en el cráneo y otras lesiones graves que obligaron a la internación de ambos en el Samic de Oberá, donde afortunadamente se recuperaron.El brutal episodio y teniendo en cuenta la brutal agresión que sufrieron las indefensas víctimas causó conmoción en la zona. “Entraron como bestias”Durante la instrucción se conocieron detalles espeluznantes con respecto al salvaje episodio. Las fuentes indicaron que Rivero y su presunto cómplice “entraron como bestias” a la vivienda de la septuagenaria. El hijo discapacitado de la dueña de casa recibió de entrada un garrotazo en la cabeza que lo desvaneció. La anciana intentó escapar, pero no tuvo suerte, la alcanzaron y agredieron de forma inhumana, a palazos, golpes de puño y patadas. Cuando madre e hijo quedaron tendidos en el piso, indefensos y sin reacción, los asaltantes requisaron hasta el último rincón de la humilde propiedad y se alzaron con 300 pesos. Con un desapego absoluto por la vida, rociaron los cuerpos de las víctimas y la vivienda con querosene para prenderles fuego. Las intenciones de los peligrosos individuos eran sin dudas no dejar evidencias o rastros y además que los testigos no los reconocieran, indicaron en base a conjeturas y en su momento los pesquisas. Sin embargo una de las aristas del cruel episodio indicaba que los criminales buscaban más dinero, y ante la negativa de los dueños de casa optaron por golpearlos con inusual saña, para “hacerlos cantar”. Finalmente la Justicia resolvió la situación de uno de los principales sospechosos (el sujeto que habría sido el cómplice logró escapar) y tendrá una larga estadía en la cárcel.





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