CANDELARIA. “Fue una experiencia muy hermosa que va mucho más allá de la tarea de enseñar a leer y escribir, sino que se crearon vínculos con las familias y fue muy emotivo escucharlos leer sus cartas en el acto de graduación”, resumió Macarena Rodríguez (18) en diálogo con PRIMERA EDICIÓN respecto al proyecto de alfabetización cubano “Yo sí puedo”, de la Fundación “Un mundo mejor es posible” (UMMEP), que desembarcó este año en el municipio (ver recuadro). De la ceremonia de graduación, realizada el viernes, participaron la profesora en Letras, Mónica Nacimiento, autoridades escolares; el representante de la fundación, Dennis Basulto Rodríguez, y los doce estudiantes facilitadores que desarrollaron un video con emotivas imágenes y frases que sintetizan los momentos compartidos en los tres meses y medio que dura el curso. Abrir las puertas y el corazónMacarena cursa el quinto año del Bop 5. Junto a su amiga y compañera de curso Fiorella Azcurra (19) y tras pedirle permiso a sus padres, habilitó su propia casa como sede de uno de los centros de alfabetización en el que tres tardes por semana -un total de cinco horas- participantes y facilitadores se reunieron alrededor de una mesa y frente al televisor o bien una computadora portátil para ver las clases del programa cubano y realizar los ejercicios.Allí Macarena y Fiorella capacitaron a un matrimonio del barrio 2 de Febrero, un asentamiento muy precario de Candelaria. “La directora de la escuela nos había convocado a participar del proyecto y me interesó la posibilidad de ayudar a otras personas. Por ejemplo, el señor que participó en nuestro centro antes no conocía ni siquiera los números, y ahora ya puede viajar en colectivo a Posadas sin necesidad de estar preguntando el número del colectivo”, destacó Rodríguez.Por su parte, Camila señaló que “fue una experiencia muy linda y valió la pena porque fue una posibilidad de ayudar a otras personas en lugar de quedarme en mi casa sin hacer nada”.Pequeños grandes cambiosComo sus otros once compañeros facilitadores del programa, en el transcurso de los tres meses y medio que duró el curso trabaron fuertes lazos afectivos con los participantes. “Nos hicimos muy amigos de la familia, les ayudamos con lo que estaba a nuestro alcance: conseguimos ropa de abrigo en invierno para ellos y sus dos hijas más chiquitas, les conseguimos trabajo y los seguimos visitando seguido”, señaló la joven.Los relatos de las experiencias de sus pares se fueron plasmando en el grupo de Facebook “Los chicos de alfabetización”, que crearon para mantenerse comunicados entre sí y con la profesora Nacimiento, quien desde el inicio los alentó a avanzar en la participación voluntaria.“Estoy muy orgullosa de los logros de los chicos, se comprometieron con mucha responsabilidad y algunos incluso siguieron haciendo las reuniones en vacaciones de julio”, destacó la docente en diálogo con este matutino.Tanto ella como los jóvenes, así como Basulto Rodríguez apostaron fuertemente a lograr que las personas continúen el curso hasta finalizarlo.“Una vez que convocamos a los alumnos, la primera etapa del trabajo fue recorrer casa por casa los barrios periféricos para invitar a las personas interesadas en participar. A todos nos sorprendió la gran cantidad de personas iletradas: en una sola manzana -del barrio 2 de febrero- un grupo de estudiantes detectó 19 personas de todas las edades, tanto jóvenes como adultos. Algunos comenzaron y dejaron, otros directamente no se animaron a empezar, pero eso no nos desanimó”, señaló Nacimiento. Al respecto, Basulto señaló que “por lo general empieza una cierta cantidad de personas y luego, por motivos laborales, falta de tiempo o no tener con quien dejar a sus hijos abandonan el curso”. No obstante destacó que en lo que va de 2012, con este proyecto ya se graduaron -aprendieron a leer y escribir- unas cincuenta personas. El proyecto también se desarrolla en Garupá, donde el 13 de este mes se estarán graduando 27 participantes, en Wanda, Montecarlo y Eldorado, con lo que el año en curso estará cerrando con unos 200 misioneros alfabetizados de la mano de los voluntarios. Asimismo destacó que en Posadas, como en otras localidades de la provincia hay una gran cantidad de iletrados y demanda desde algunas organizaciones para poder implementar el programa. No obstante, restaría firmar un convenio con la Municipalidad, ya que esta es la vía por la cual la fundación hace efectivas las capacitaciones.Sobre los facilitadores, el docente señaló que “cualquier persona que tenga el séptimo grado completo, que tenga paciencia y lo haga desde el corazón está capacitada para alfabetizar. Se desarrolla en grupos reducidos, de hasta tres participantes”, destacó. Una experiencia inolvidableBasulto destacó que si bien el objetivo es alfabetizar, al cabo de cada curso el proyecto deja como contrapartida una experiencia vital a los facilitadores. Así lo resumen las palabras de los estudiantes que participaron: “¡Ayudemos a ayudar! es realmente hermoso lo que estamos haciendo”, resaltó una de las jóvenes en Facebook.Sin dudas este proyecto y los cambios que ha obrado no solo en los graduados sino en los facilitadores es una clara demostración de los valores de solidaridad de los estudiantes secundarios. De alguna manera, también tira por el piso la desacertada versión de que “los adolescentes son “vagos” y nada les interesa, sino que pone de manifiesto que tal vez lo que les falten sean motivaciones y proyectos más concretos en los que, no sólo se apele a ellos en calidad de “repetidores” y “memorizadores” de los conocimientos, sino como humanos con capacidad de compromiso y de brindarse a otras personas no solamente a través de sus conocimientos sino desde el corazón. Sobre el proyectoEl programa “Yo sí puedo” consiste en 64 clases que se abordan en el transcurso de tres meses y medio, en horarios y encuentros a convenir por los participantes. El espacio físico donde se desarrollan pueden ser una casa, centro comunitario, sede de una ONG, o incluso un comedor comunitario.En base a una serie de videos que son clases grabadas en formato audiovisual a cargo de una maestra cubana llamada “Adela”, los facilitadores acompañan a los participantes a realizar sus ejercicios. Los contenidos no se limitan a la alfabetización, sino que los temas que se trabajan rondan en torno a la educacion cívica, ciudadanía, familia. El proyecto de la Fundación UMMEP desembarcó en Argentina en 2003 y actualmente funciona en 12 provincia
s y 32 municipios. Hasta la fecha, según Basulto Rodríguez, se han graduado unas 22 mil personas de todas las edades. En Misiones está abierta la posibilidad de que más voluntarios se postulen como facilitadores del método. Para consultar sobre si su municipio ya tienen convenio con dicha fundación, los interesados pueden comunicarse al (0376) 15-4332294 (Dennis Basulto Rodríguez).





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