POSADAS. “Nada que perder” parece un eslogan, pero para Liliana Cáceres, una entusiasta diseñadora gráfica de nuestro medio es mucho más. Es que cualquier elemento del hogar que todos desecharíamos después de usarlos, a esta mujer de 38 años le viene bien para realizar (principalmente) sus magníficas creaciones de bijouterie, pero en realidad sus mercancías son ilimitadas, ya que es capaz de hacer placares, espejos, adornos y lo que le pidan. “Esos viejos Cd’s que la gente descarta cuando cree que ya no sirven, yo les doy provecho. Cuando llegan a mis manos le saco toda la pintura, los dejo transparente y después los pinto con pintura para vidrio. Por eso quedan los efectos como si fuera un trabajo de vitrofusión. Después los cocino a horno. El calor permite que se formen los relieves. Por eso crean un efecto similar al de estar trabajando con la vitrofusión, nada más que es mas económico, más práctico y lleva menos tiempo”, explicó.Eso sí, al contrario de lo que pueda parecer, lleva mucho material y ella muy pronto se queda sin insumos. De ahí que haya aprovechado para dejar un número de teléfono para quien quiera donarle aquellos que ya no le sirven: 154653566.“Para realizar un trabajo con buenas terminaciones y efectos necesito mucho material, entonces la materia prima se termina enseguida”, contó la joven quien, gracias a su profesión creó una atractiva página en Internet donde también es posible contactarla: http://nqprecicla.wix.com“Empecé con insumos sencillos: hijos y algunas piezas de metal, pero a medida que me voy metiendo, descubro posibilidades ilimitadas. Ahora justamente estoy fusionando plástico con alpaca”, describió. Y la verdad las terminaciones quedan bellísimas. Inclusive con estos trabajos consiguió hacerse un lugarcito con otro tipo de clientas, ya que en el microcentro de la capital provincial existen al menos cuatro locales de bijou que le compran las creaciones a Liliana porque sus clientas quedaron encantadas con las primeras muestras. La historia de cómo el trabajo la fue llevando hasta donde se encuentra ahora empieza con un viaje a la playa. Tentada por su cuñada, Liliana aprendió a hacer pulseritas, tobilleras y otras pavaditas que la gente compra como recuerdo de los lugares que visitaron. “La verdad que como me había ido a ver a mi familia con la plata justa, tome bien la idea de hacer algo y si se vendía, bien. Empecé con cosas re básicas, como soy diseñadora gráfica de profesión un poco de idea tenía y se vendió todo, eso me permitió quedarme algunos días más. Cuando volví empecé realmente como un hobby, pero tiene muchísima salida y últimamente me ha mostrado un camino mucho más grande que el de mi profesión”.





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