BEIRUT (AFP-NA). El primer ministro libanés, Najib Mikati, anunció ayer que continuará al frente del gobierno a petición del presidente tras la muerte el viernes, en un atentado en Beirut, del jefe de Inteligencia de la Policía.En la víspera hubo protestas en varios puntos del país, en las que murió un jeque y varios hombres bloquearon carreteras, indicaron fuentes de seguridad.El ataque con coche bomba, que reaviva el recuerdo de los atentados que ensangrentaron hasta no hace mucho la capital, mató al general sunita Wisam al Hasan, calificado el sábado por la prensa de “punta de lanza contra el régimen sirio”.El atentado dejó ocho muertos y 86 heridos según una fuente gubernamental, pero ayer la Cruz Roja indicó que el balance podría ser revisado a la baja.“Le aseguré al presidente de la República que no estaba atado al puesto de jefe de Gobierno. Me pidió que me quedara porque no se trata de un asunto personal sino del interés nacional”, dijo Mikati tras una reunión extraordinaria del gobierno.El viernes, después del atentado, la oposición libanesa hostil al régimen de Siria, había pedido la renuncia del primer ministro.El presidente Michel Suleiman le pidió que se mantuviera en su cargo para evitar un “vacío político”, explicó Mikati, y precisó que el jefe de Estado iba a consultar con todas las fuerzas políticas antes de tomar una decisión.El general Hasan, de 47 años, el funcionario de mayor rango asesinado desde que terminó la guerra civil en Líbano (1975-1990), desempeñó un papel clave en la investigación de numerosos atentados que sacudieron el país en los últimos años, como el del ex primer ministro Rafic Hariri, y de los cuales se ha responsabilizado a Damasco.El hijo de Rafic, Saad Hariri, líder de la oposición hostil a Damasco, acusó sin rodeos al presidente sirio Bashar al Asad, que se enfrenta en su país a una rebelión contra su régimen, de haber instigado el atentado. El general será enterrado el domingo en Beirut junto a la tumba de Hariri y la oposición pidió la mayor participación posible en estos funerales.La prensa libanesa es unánime para decir que el país podía esperarse a lo “peor” después del asesinato, el primero de este tipo desde 2008.





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