El fantasma de la crisis terminal de 2001, en la que tocó fondo un ciclo histórico de especulación financiera y endeudamiento sin precedentes, recorre el país en estos días, luego de la sorpresiva detención de la fragata Libertad, nave insignia de la Armada Argentina, en el puerto de Tena, capital de la república de Ghana.La embarcación fue detenida por la orden de un juez que hizo lugar a la demanda de un “fondo buitre”, que pretende hacerse con acreencias que el Gobierno argentino no le reconoce, luego de que se marginara voluntariamente del canje de deuda que promovió en 2005 el gobierno de Néstor Kirchner. El intento de incautación no es algo nuevo, ya que son numerosos los casos de reclamos compulsivos de los fondos especulativos aunque por sus especiales características, la retención de la nave, varada hace más de 17 días en el país africano, significa un revés para el gobierno de Cristina Kirchner que repercute en el plano interno. “La retención en el puerto de Tena del buque-escuela, con invitados de siete países a bordo, es una humillación que Puricelli (ministro de Defensa) pudo evitarle al país con haber prestado oídos a la advertencia de la Cancillería”, escribió un medio nacional; definiendo el entramado de un pase de facturas -todavía de final abierto- que ya hizo saltar más de un fusible en la Armada y el Ministerio; mientras se trata de establecer a quién le cabe el sayo de no haber previsto como se debería el riesgo de atracar la emblemática nave en la costa de Tena. La justicia marca la canchaEn este marco, en la semana el Senado aprobó por una amplísima mayoría el proyecto oficialista de voto juvenil, y se espera que la Cámara Baja haga lo propio, habilitando a los chicos de entre 16 y 18 años a votar ya en los próximos comicios. Por otra parte, la semana acumuló más tensiones que hechos contundentes, incluyendo el debate en el Congreso por el proyecto oficialista de reglamentar el Per Saltum, considerado por la oposición un intento de inducir anticipadamente a la Corte Suprema a que intervenga de oficio en el conflicto entre el Gobierno y el Grupo Clarín por la Ley de medios. La hipótesis opositora se fundamenta en un antecedente sugestivo: el mecanismo fue el que usó el ex presidente Néstor Kirchner a mediados de los noventa para hacerse con la reelección indefinida en su “patria chica”, Santa Cruz, donde todavía rige el cuestionado mecanismo.El ex presidente Lula Da Silva inauguró el coloquio de IDEA (tradicional foro empresario) con un discurso en el que recalcó el sentido estratégico de la unidad de Argentina y Brasil y reafirmó sus lazos con el gobierno de Cristina Kirchner; pero no se privó de enfriar el entusiasmo del kirchnerismo por una “re-re” de Cristina, fundamentando con el ejemplo de sus propias decisiones la importancia de la alternancia en el poder “no sólo de individuos o dirigentes sino de grupos”. El titular de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, confirmado en el cargo en la semana, por su parte, reconoció la legitimidad de la propuesta de limitación del Per Saltum (que fue una iniciativa del presidente Alfonsín), pero pareció confirmar las críticas de la oposición al advertir -hablando ante un auditorio de magistrados- que la Justicia no debe aceptar presiones y mantenerse apegada a la Constitución nacional. La insistencia en reafirmar la independencia de la Justicia -que podría considerarse una perogrullada – se percibió como una advertencia de la Corte ante el enrarecido clima de judicialización que envuelve a la aplicación de la Ley de medios. Lealtades divididasLa pelea repercute en la interna del kirchnerismo y en la definición de un frente de oposición latente, en el que trabajan figuras como el sindicalista Hugo Moyano, confeso orquestador de una fuerza de oposición luego de haber integrado el círculo áulico K desde la etapa inicial. Como en el orden nacional, el pasado miércoles 17 de octubre se celebró en Misiones el Día de la Lealtad, sólo que el acto principal no lo montó el PJ misionero, sino el rovirismo, que decidió por primera vez resignificar la fecha peronista, enviando de pasada claros mensajes a la interna con el clossismo, tensionada en los últimos tiempos en las segundas líneas; y al propio PJ. La mirada del caudillo renovador hacia el sello pejotista tendría que ver con el drástico reacomodamiento que se prevé en el escenario político nacional, a partir de las elecciones del año próximo. El aparentemente adormecido aparato territorial del PJ se perfila hoy, estratégicamente, como el ámbito de una partida de póker político que rebasa los límites de las fuerzas constituidas y sacude al oficialismo, la oposición y el sindicalismo argentino. La decisión de Rovira de hacerse con la representación gremial en la provincia, con la recién creada -y mayoritaria- CGT Andrés Guacurarí – equidistante de la interna cegetista nacional- es también toda una señal.El acto del rovirismo se hizo en el Club Tokio, con abundancia de cotillón de tradición peronista, y una mezcla variopinta de procedencias y alineamientos internos que pugnaban por acaparar el campo visual. El escenario fue cedido por el titular de Adunam, Aníbal Velázquez, quien esta semana se aseguró en las urnas el pasaje a una inédita permanencia de 32 años en el cargo de secretario general de los docentes universitarios.Velázquez, aunque no se privó -curiosamente- de coincidir con el sindicalismo moyanista al pedir “la eliminación del Impuesto a las Ganancias” -en el debate preelectoral-, se reunió con Rovira la semana pasada y digitó “llave en mano” la ocupación de los espacios en las instalaciones del Tokio, club del que es presidente. El acto, que se insertó de lleno en la liturgia justicialista -la celebración de la lealtad al Líder y el recuerdo de la histórica movilización del 17 de octubre de 1945 en Plaza de Mayo-, tuvo un protagonista excluyente, aunque ausente: el presidente de la Legislatura. La intendente Mabel Pezoa se encargó ya al abrir el recordatorio de aclarar el sentido del homenaje, al lanzar la consigna “Rovira 2015”. Cerró un radical de origen y rovirista de destino, el vicegobernador Hugo Passalacqua. Closs estuvo ausente, oportunamente ocupado en una entrega de viviendas; pero se hizo ver al día siguiente con el ministro Tomada, al que pidió políticas de apoyo para el sector foresto-industrial misionero. Closs sorprendió c
on la añoranza de una de las más controversiales medidas del ex ministro Cavallo: “No todo fue malo, en los 90 existía un sistema interesante en contribuciones patronales”, disparó ante la “cara de póker” del funcionario nacional.





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