POSADAS. La causa en la que se investigan los motivos por los cuales el 10 de octubre de 1997 el vuelo 2.553 de Austral no llegó a destino porque el avión se estrelló en Fray Bentos sigue abierta y espera respuestas de la Justicia. “Se suponía que la investigación llevada adelante por el juez Federal Jorge Ballestero iba a responder el por qué, pero cuando estuvo en sus manos, la dio por cerrada. Varias veces la causa hizo equilibrio en la cornisa de la prescripción y siguió. Actualmente la Cámara de Casación llamó a juicio oral, pero pueden pasar otros diez o quince años y nada. Yo digo, esa tragedia pasó. Los familiares de las víctimas y yo todavía queremos una respuesta de la Justicia, ya que sabemos que para ingresar ese avión a Argentina se hizo una operación fraudulenta. A mí, a los pilotos, a los pasajeros la autoridad nacional nos dijo, con sus certificaciones, que ese avión estaba bien. Sin embargo se destruye y mata a 74 personas. Amigos, compañeros, gente que yo conocía. Yo quise resolver esto, porque sé que los aviones no se caen porque sí”. En estos términos, el encargado de mantenimiento de la escala Posadas, Oscar Clemente Bazzani, sintetizó en una entrevista con PRIMERA EDICIÓN el hecho que cambiaría su vida y la de muchos otros. De ahí que pidió apelar a la memoria colectiva, ya que no es algo que pasó y ya lo resolvieron. No, sigue abierta, no debe ser olvidada y se debe castigar a los responsables”, sostuvo. ¿Cuál es su vínculo con el accidente?Fui el mecánico que despachó el avión. En principio tuve el peso de resolver porqué se había caído. Soy especialista en esto, toda mi vida trabajé con aviones y sé que no se pueden caer. El accidente fue un latigazo a mi realidad porque soy mecánico de aviones, me especialicé en el tema por treinta años. Sé que un avión no se puede caer ni por una tormenta ni por fallas técnicas tan gruesas como para que tengan un desperfecto en vuelo, pues se lo puede que resolver con anticipación. Entonces, el que sigue haciendo preguntas soy yo, porque el avión despega con mi garantía y no llega a destino. Bueno, esto no me fue nada fácil, me costó pesadillas que hasta hoy siguen. Investigué y quedé aislado porque fui el único que quiso saber qué había pasado. Sí es cierto, fue por un desperfecto, pero se trató de un desperfecto endémico. En su momento la junta de investigación de la tragedia coincide con lo que presentía. Pero como es tan largo de hablar escribí un libro (la obra se denomina Austral 2.533 Una tragedia anunciada). Hice la investigación y resultó en un hecho comprobado que los responsables de la empresa no habían actualizado los sistemas de seguridad de un punto clave: el sensor de indicaciones de velocidad. Se congeló, por ende los pilotos perdieron los datos de navegación (todo está debidamente explicado en el libro, presentado dos veces en la ciudad de Posadas, pero no está a la venta, ya que Bazzani los distribuye gratuitamente de forma personal). Mi libro se remite a un proceso judicial, a lo social y a lo técnico que pasó en ese momento. Fundamentalmente a la cuestión de por qué se quiso cerrar la investigación pero pese a eso sigue abierta. Se aclara quienes son los responsables. Hasta allí llega mi libro y me hago responsable de haber hecho una investigación, que coincide con lo que ha planteado la autoridad cuando también investigó.Como mecánico de mantenimiento de aeronaves, ¿no podía saber que la nave tenía un problema tan grave?El avión viene de España con los requisitos técnicos que lo habilitan para navegar, pese a que era obsoleto, ya que tenía treinta años de uso. Para ingresarlo a Argentina se hizo una operación fraudulenta. Se aceptó porque los funcionarios ampararon las necesidades de Iberia y no los locales. Ese avión entra a Argentina sin ser certificado como debía. O sea, se sellan y se hacen todos los papeles que corresponden amparándose en las leyes argentinas, pero no se revisa el avión. Con lo cual no se cumplía con los márgenes de seguridad que establecen las normas nacionales. En síntesis, le faltaba un alarma. Esa anomalía ¿podía ser detectada?Soy técnico mecánico, pero el avión pasó por la supuesta revisión de los ingenieros del Departamento de Inspección de Austral y de la Dirección Nacional de Aeronavegabilidad, que en ese momento estaba bajo la esfera de la Fuerza Aérea, técnicos e ingenieros de control de calidad de la empresa. Es decir, antes de que llegue bajo mi supervisión hay una montaña de responsables que me dicen que, teniendo el certificado, estaba en condiciones. A mi, a los pilotos, a los pasajeros la autoridad nacional nos dijo con sus certificaciones que ese avión estaba bien. Sin embargo se destruye y mata a 74 personas. Amigos, compañeros, gente que yo conocía. Quise resolver esto porque sé que los aviones no se caen. A menos de una hora del despegue, el DC 9-32 atrapó una tormenta y el piloto, el comandante Rodolfo jorge Cécere, con más 10.000 horas de vuelo en su currículo, se desvió de la ruta normal. A las 22.10 el Au 2.533 dejó un cráter de seis metros de diámetro en las afueras de la tranquila ciudad uruguaya de Fray Bentos. Junto a él, 74 cuerpo desintegrados y una pregunta: ¿por qué? El accidente tenía que ver con algo y no era la casualidad, ni un rayo o las nubes. Eso es lo que quiero decir. Un comentario de Internet En donde cayó el avión hay una estancia; en el momento que estaba cayendo, las personas que estaban en el interior de la estancia escucharon un fuerte zumbido y salieron para ver qué era. La casera de la estancia estaba con su hermano, recuerda que ellos vieron una bola de fuego que se precipitaba a la tierra con gran velocidad seguida de un estruendo al estrellarse. Tomaron sus caballos para ver qué había pasado y en el lugar se encontraron con el espantoso escenario de la tragedia del vuelo. Ella cuenta que hay días en que se vuelve a escuchar ese espantoso zumbido y al salir hacia afuera se puede ver el avión precipitándose a tierra. Además, el hermano de esta casera, capataz del campo, una tarde se encontraba recorriendo el campo y se hizo de noche. Emprendió su marcha hacia la estancia y le tocó pasar por donde estaba el cráter del avión y él cuenta que escuchó el llanto de un niño, lo buscó hasta que lo encontró y le preguntó que hacía en ese lugar solo. El
niño le dijo que buscaba a su madre y él se bajó del caballo pretendiendo ayudarlo, al bajarse y al volver para hablar con el niño éste ya no estaba. Lo buscó por todas partes y no lo encontró. Asustado y muy nervioso volvió muy rápido a la estancia contando lo sucedido. Al realizar las investigaciones sobre los pasajeros del vuelo 2.553, se vieron que en el vuelo había un niño de las características como las que describía el capataz. Esa persona ha sido muy afectada por este hecho.




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