CIUDAD DEL VATICANO (diarios digitales y agencia NA). En la cuarta y última audiencia del juicio contra el mayordomo que puso en vilo a la Iglesia Católica, el acusado Paolo Gabriele tendrá que pasar un año y medio de cárcel por el “robo agravado” de documentos secretos de la Santa Sede que terminaron siendo publicados en los periódicos italianos y en el libro Sua Santità (SU santidad), de Gianluigi Nuzzi, convertido después en uno de los libros más vendidos.No faltará quien considerará burlesco el resultado del proceso más grave que se recuerda en los tiempos modernos en el Vaticano. Según algunas fuentes autorizadas se reducirá a cero porque el Papa ya decidió conceder la gracia a “Paoletto”, como el mismo Benedicto XVI llamaba con afecto a su ayudante. Hoy el pontífice inaugurará el Sínodo Mundial de Obispos consagrado a la nueva evangelización en el marco de las celebraciones del 50mo aniversario del comienzo del histórico Concilio Vaticano II, que reconcilió a la Iglesia con el mundo moderno. El jueves 11 Benedicto XVI festejará el aniversario y proclamará el comienzo del Año de la Fe. El Papa quiere y necesita que el escándalo del mayordomo que no solo le robó cientos de documentos de su escritorio y del escritorio de su secretario personal, monseñor Georg Gaenswein, sino también un cheque de cien mil dólares, una pepita de oro y un libro de 1581 de mucho valor, no tape el despliegue mediático del Sínodo Mundial de Obispos y las celebraciones del aniversario del Concilio.La sentencia final, que más parece un reproche que un castigo, fue anunciada por el presidente del tribunal de tres magistrados togados del Vaticano, Giuseppe Dalla Torre, tras dos horas de deliberaciones, aunque en realidad todo estaba decidido y escrito de antemano.El proceso comenzó el sábado anterior y duró solo cuatro audiencias. La última comenzó ayer con los alegatos del fiscal y de la defensa. “Paoletto”, que se mostró como siempre impasible, hizo una última declaración después que el juez Dalla Torre le preguntó: “Se siente usted culpable o inocente?”. “Lo que siento fuerte dentro de mí es la convicción de que actué por exclusivo amor, diría visceral, por la Iglesia de Cristo y por su Jefe visible. Si lo debo repetir, no me siento un ladrón”.En el interrogatorio al que fue sometido en la segunda audiencia del juicio, el martes último, el mayordomo dijo que no se consideraba culpable por la sustracción de los documentos sino “por haber traicionado la confianza del Santo Padre, al que amo si fuera su hijo”.Tras su arresto, el 23 de mayo, por parte de la Gendarmería Pontificia, Paolo Gabriele dijo que había sustraído cientos de documentos ultrasecretos, que incluso llevaban la indicación de puño y letra del pontífice de que debían ser destruído, porque se consideraba “un infiltrado del Espíritu Santo” contra “el mal y la corrupción” que veía por todas partes en las estructuras vaticanas. Una personalidad frágilLaico, de 46 años, Gabriele trabajaba al servicio del Papa desde 2006 hasta su detención el 23 de mayo pasado. Casado y padre de tres hijos, “Paoletto” ha sido descrito como un hombre piadoso y discreto, un poco cerrado, y sin mucha iniciativa personal en el trabajo diario.La familia Gabriele era muy conocida y querida entre los 594 ciudadanos del Estado más pequeño del mundo.Encargado de preparar las prendas de vestir de Benedicto XVI, y siempre a su lado en el papamóvil, “Paoletto” lo cubría con un paraguas cuando llovía.Se han realizado informes psiquiátricos de Gabriele. El de un psicólogo, Tonino Cantelmi, habla de un “grave malestar psicológico caracterizado por la ansiedad, la tensión, la ira, la frustración”.Paolo Roma, otro psicólogo, se refiere a “una personalidad frágil con aspectos paranoicos que esconden una profunda inseguridad personal y un deseo insatisfecho de consideración y afecto”.





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