BUENOS AIRES (NA). Al menos tres suboficiales de Gendarmería Nacional fueron pasados ayer a disponibilidad por el Gobierno en el quinto día de conflicto por demandas salariales, por lo que los efectivos confirmaron que seguirán las protestas junto a agentes de Prefectura.Uno de los gendarmes desplazados es uno de los líderes y vocero de la protesta en el edificio Centinela, Raúl Maza, quien lo atribuyó a una “estrategia” para desgastar el reclamo salarial y denunció que las autoridades “incumplieron lo acordado” respecto de que no habría “represalias” por las manifestaciones.“Es una medida para ver si podemos bajar la voz. Pero no vamos a dejar el reclamo de lado. Con Prefectura seguimos siendo un solo bloque y no nos vamos a mover hasta tener una protesta de salario digno”, indicó a la prensa Maza, en el quinto día consecutivo de protesta en reclamo de un sueldo básico de 7 mil pesos en blanco. Junto a Maza, fueron “pasados a disponibilidad” el cabo primero Gustavo Tutto y el cabo Maximiliano Celasco, y las notificaciones fueron firmadas por el director de Bienestar y Sanidad de Gendarmería, comandante mayor Gerardo Otero, informaron los uniformados.“Esto es para meternos miedo y es lo que no hay que tener. Sabíamos que iba a pasar”, admitió el suboficial. El conflicto se inició el martes, cuando agentes de Prefectura Naval comprobaron que se les había reducido entre un 30 y 60%. Ida y vuelta en Jesús MaríaTras cuatro días de reclamos, los efectivos de la Gendarmería de Jesús María habían decidido acatar los pedidos de la dirección de la fuerza y volver a sus domicilios. Se convirtieron así en los primeros en levantar la protesta antes de la respuesta que esperan para el martes por parte del Ministerio de Seguridad. Pero la tregua duró unas pocas horas.El sitio de Cadena 3 informó ayer por la tarde que dieron marcha atrás y decidieron volver a la plaza San Martín que, como hasta la mañana, estuvo ocupada por 200 agentes.“Se dio la orden de esperar en nuestros domicilios, pero no la cumplimos”, señaló uno de ellos en diálogo con ese medio. “El Gobierno dice que trata el tema y no da una respuesta”, añadió.El intendente Gabriel Frizza se había acercado al lugar para solicitarles que pusieran fin a la protesta para descomprimir el conflicto, que a nivel nacional se mantiene sin que se hayan conocido cambios.El viernes, en una decisión que profundizó la tensión, los nuevos jefes de la Gendarmería y de la Prefectura -Enrique Zach y Luis Heiler- habían intimado a los agentes, mediante radiogramas, a reincorporarse a las unidades, bajo apercibimiento de sanciones disciplinarias. El ex capellán que estuvo destinado en Puerto IguazúOriundo de Tucumán, Maza tiene 33 años, ingresó hace cinco a Gendarmería y ocupa el cargo de gendarme, el escalafón más bajo de la fuerza. Es soltero, quiso ser sacerdote toda su vida. Precisamente, hasta el 2011 se desempeñó como capellán en Puerto Iguazú, donde estaba destinado. Hasta que a fines del año pasado decidió dejar los hábitos y fue trasladado a Buenos Aires.Acaso su pasado eclesiástico le haya dado ese tono calmo que la comisión de suboficiales, gendarmes y retirados encargada de llevar adelante las negociaciones con el ministerio de Seguridad; ponderó para designarlo como vocero.Maza cobra apenas $3.800 pesos por mes. Aunque de no haber sido por un amparo judicial que presentó al igual que otros compañeros, cobraría cerca de 2.700 pesos. En diálogo con la Revista Noticias, Maza contó que al principio tuvo miedo a represalias, aunque advirtió que ahora ya no. “Estoy jugado, si me quieren cortar la cabeza, saben mi nombre y apellido. A esta altura, que sea lo que Dios quiera”, dijo. Al tiempo que aseguró que no se va a politizar el reclamo y que no se busca desestabilizar al Gobierno. “Sólo estamos exigiendo un derecho que nos corresponde: un sueldo para vivir dignamente. Hoy, una gran cantidad de camaradas no pueden”.Aunque no milita por estar dentro de la fuerza, Maza reconoce que de más joven simpatizó con el radicalismo. Y desestima las acusaciones golpistas que lanzaron a los efectivos desde sectores afines al Gobierno. “Amamos la democracia, la queremos cuidar. No conocen mi historia. Mi papá estuvo injustamente preso cuatro años en Tucumán durante la dictadura y mi hermano, siete. Y la hermana de mi mamá, sus dos hijos y su esposo están desaparecidos”, relató.





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