POSADAS. Desde las 10 de ayer, el velódromo de la ciudad se convirtió en el centro de atracción para quienes aman de las costumbres campestres. La gran jineteada organizada por la Promoción 7 de Abril (ex combatientes de Malvinas) ofreció un espectáculo para toda la familia y al aire libre.Desde la organización comentaron que más de dos mil personas se dieron cita el domingo, donde además de las tropillas que ofrecieron un gran espectáculo, la jornada transcurrió con una buena atención de cantina.La gente degustó asado a la estaca, paella, empanadas, con variedad en bebidas y para la tarde especialidades dulces, como pastelitos y bizcochuelos. Esta gran fiesta familiar también contó con un importante número de jinetes correntinos y misioneros, que compitieron en crina limpia y basto. También se pudo observar a importantes agrupaciones que ofrecieron espectáculos de danza al ritmo de los acordes que invitaron a bailar.La música estuvo a cargo de los misioneros “Los Caballeros de Taragüí”. A mediados de agosto de 1996 este conjunto chamamesero, de estilo “tarragocero” comenzó a transitar las sendas de la música regional, siempre bajo la dirección del acordeonista José Serrano. Cabe recordar que fueron muchos los músicos que pasaron por este conjunto, que actualmente está integrado por: Saúl Sena (acordeón), César Rivero (bajo, voz y glosas) y Juan Rodríguez (guitarra y voz), quienes por estos quince años del grupo “agradecen a todas las familias, amigos y a los medios por el permanente apoyo brindado, a Dios, a la Virgen de Itatí y al milagroso Gauchito Gil por guiarnos y bendecirnos”.Al ritmo del chamamé y los clásicos de la bailanta también se sumaron a participar de esta gran fiesta de domingo los correntinos Los Cencerros de Villa Olivari. Durante el día se pudo disfrutar de música, jinetes y animales que dieron la nota principal en la jornada puntable. Los ganadores se llevaron interesantes premios y también el público pudo participar de un sorteo. Los organizadores se mostraron contentos no sólo por la convocatoria de público, sino por el respeto y admiración de los jinetes, que tomaron la ocasión para celebrar una tradición importante que se va dando, sobre todo de generación en generación, por medio del simple deseo de mantener vivida una costumbre.





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