POSADAS. La historia de Miriam Aquino y la de su esposo, sólo puede ser entendida desde el amor y la contención. Ambos concibieron seis hijos biológicos, pero tienen a cargo -mediante guarda judicial- a otros doce pequeños (sobrinos y nietos del corazón). Ninguno de los pequeños supera los 15 años, por eso la mujer se ocupa de que además de tener alimento, ropa y un techo, todos vayan a la escuela: algunos lo hacen en el Instituto Medalla Milagrosa y otros en la Escuela 7.Por las tardes, cuando Miriam no está realizando tareas como desmalezadora (cuando consigue algún contrato para cortar yuyos y malezas, gracias al apoyo de la Corriente Clasista y Combativa), amasa bollos para vender. Vive hace veinte años en una humilde casita situada en la chacra 146, casi a la altura de Almirante Brown. La casa de costero y techo de cinc (gracias al plan Techo) es el hogar, donde falta de todo, no así el amor y el cuidado para los chicos, que se nota con sólo verlos bien limpitos y felices.Aunque la vida es dura con ella -que se tiene que sostener sola después de que su marido quedó con un 95% de incapacidad a raíz de una lesión en la cabeza tras un accidente de moto- hay determinación en su mirada para salir adelante“Con el dinero de los subsidios nos manejamos como podemos (cobra salario familiar por sus hijos biológicos), si bien ayudó a mejorar nuestra situación económica y también nos arreglamos con la venta de los bollos, las necesidades de los chicos son muchas, y yo quiero que cada uno tenga su ropita, sus zapatos. Estoy luchando por amor a ellos, para que no los separen y que los hermanos se puedan criar juntos, por eso apelo a la solidaridad de la gente, ropa usada, zapatos y también comida”, explicó la mujer quien justamente ayer reinició los trámites en el Juzgado de Familia a fin de obtener la tenencia definitiva. Miriam tiene esperanza de conseguirlo, ya que su hermana no ha mostrado interés en recuperar sus hijos, ya que según el relato de la mujer, al menos una de las niñas habría sido abusada por la pareja de su hermana.“Cuando mi sobrina me contó lo que le pasaba, hice lo mejor que pude, pedir la guarda a la mamá para criarlos a ellos, trabajando honradamente y tratando de sacarlos adelante. Ahora estoy tramitando los documentos porque ni eso tenían”, contó a PRIMERA EDICIÓN a quien recurrió para pedir ayuda. “Estoy luchando para tener la tenencia definitiva, al menos así voy a poder cobrar el salario familiar, que es un dinero que les corresponde, para que puedan estar un poco mejor. Como tía me paré ante la Justicia para sacarlos del infierno, ahora la gente nos puede ayudar, para estar un poquito mejor”. Quienes puedan colaborar, contactarse con Lorena, al 154647350. “En un rancho hace 20 años”“En este momento estoy necesitando más que nada alimento para los chicos, que no nos falte para comer, que ellos no pasen hambre, porque después lo demás es cuento. Para vestirse y una cama donde dormir tienen”, especificó Miriam Aquino, quien contó que espera con mucha ansiedad la noticia de ser relocalizada a una vivienda más digna, algo que espera hace veinte años.“Quisiera que el techo donde crezcan estos niños sea más digno, vivo en este rancho hace veinte años esperando la casa. Ojalá alguien del Gobierno se apiade y no tengamos que esperar más para salir adelante”, aseguró.





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