PUERTO RICO. El arresto de un oficial de la Policía de Misiones con 123 kilos de marihuana detonó el escándalo y la onda expansiva amenaza ahora con extenderse a otros miembros de la fuerza de seguridad provincial.Al menos cinco hombres que prestaban servicios en la comisaría de Puerto Rico, donde estaba alojada la droga, aparecen en el centro de las sospechas y están bajo la lupa de los investigadores.Fuentes judiciales y policiales coincidieron ayer en que el faltante de marihuana alcanza los mil kilos.La confirmación de esta información pone sobre el tapete el hecho de que la marihuana fue sustraída en forma fraccionada y sistemática.El oficial proviene de una familia de policías. Su esposa es suboficial y su padre está retirado del servicio activo. Una patrulla de Prefectura Naval lo detuvo el lunes, en horas de la madrugada, en la ruta provincial 8, cerca de Puerto Leoni.Dentro del vehículo -un Fiat Palio blanco- se encontraron 123 kilos de la especie cannabis sativa.El conductor llevaba un acompañante quien, curiosamente, logró evadir el accionar de los prefecturianos.No se descarta -como publicó PRIMERA EDICIÓN en exclusiva- que el prófugo también perteneciera a la Policía.El detenido fue trasladado ayer a los estrados del Juzgado Federal de Eldorado, donde se abstuvo de prestar declaración indagatoria.No obstante, trascendió que al menos cinco camaradas de armas, con prestación de tareas en la comisaría de Puerto Rico, aparecen ahora en el centro de las sospechas.“Resulta difícil pensar que una maniobra de esta envergadura, nada menos que la sustracción de mil kilos de marihuana, no sea parte de una cadena de complicidades, incluso en las más altas esferas de la Policía”, indicó una fuente cercana a la pesquisa.La droga sustraída de la comisaría de Puerto Rico era parte de un voluminoso cargamento de 4,2 toneladas de cannabis sativa secuestrado en marzo pasado por la Policía de Misiones, en jurisdicción de Ruiz de Montoya. Justamente, la atención de la investigación volvió ahora sobre aquel procedimiento. Una información de carácter reservado indicó que aquel procedimiento le correspondía a Prefectura, que se aprestaba a incautar los 4.200 kilos de droga pero, por algún motivo en particular, la Policía se anticipó y llevó los laureles.Los pesquisas creen que en ese episodio, en el trasfondo del mismo, puede estar la causa y explicación del procedimiento realizado el lunes a la madrugada.El operativo efectuado por Prefectura no habría sido al azar. Al parecer, estaba tras los pasos del oficial desde enero pasado.No es un dato más. Encuentra lógica en el tiempo. El uniformado habría trabajado en el destacamento de Oro Verde, cercano al río Paraná, donde al parecer habría conocido los secretos y detalles del oscuro mundo del tráfico clandestino de cigarrillos y algo más.Desde entonces lo seguían. De confirmarse esta información, resultaría extraño que Prefectura se enterara del accionar del oficial a través de un llamado telefónico anónimo a la línea 106 de Emergencias Náuticas.Más allá de estas hipótesis, los detectives se mostraron convencidos de que el uniformado fue ‘entregado’ o ‘vendido’ a los hombres que lo terminaron arrestando.Un dato de último momento indicó anoche que los investigadores habrían allanado el domicilio del oficial detenido y secuestrado importante material probatorio para la causa.El oficial había sido trasladado hace unos diez días de la comisaría de Puerto Rico al Comando Radioeléctrico. La noche del lunes estaba de guardia cuando desapareció sin dar aviso.Horas después se supo la razón: una patrulla de Prefectura lo había detenido con 123 kilos de droga.En la sede del Comando Radioeléctrico, entre sus cosas, se encontró un manojo de llaves, incluida la de la comisaría donde estaba alojado el estupefaciente.En el caso interviene el juez Federal José Luis Casals. Cayó con identidad falsaLa Policía de San Ignacio detuvo a un hombre sobre el que pesaba un pedido de captura de la Justicia Federal de Entre Ríos.El procedimiento se produjo el domingo, alrededor de las 23.30, en inmediaciones de la terminal de esa localidad.Ante la requisitoria policial, el sospechoso presentó una cédula de conducir que, posteriormente, se comprobó que era falsa.La comisaría local se contactó con la Brigada de Investigaciones de la UR IV y el Escuadrón XI de Gendarmería Nacional. Así estableció que el hombre era requerido por el Juzgado de Primera Instancia 2 de Concepción del Uruguay, Entre Ríos, en una causa por infracción a la Ley de Estupefacientes 23.737.El ex fugitivo fue puesto a disposición del Juzgado de Instrucción 6 de Posadas, a cargo del magistrado Ricardo Balor.





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