<p align="justify">BUENOS AIRES (Especial de NA, por Noelia Barral Grigera). La llegada de Cristina Kirchner a la Casa Rosada fue el hito político de este 2007 que concluye, tanto por su condición de primera presidenta electa por el voto popular como por haber recibido el poder de manos de su propio marido, lo cual abrió un proceso inédito en la historia argentina.</p><p align="justify">La elección de la presidenta significó un aval explícito para el gobierno de Néstor Kirchner -cuyo poder en los próximos años seguirá siendo preponderante- y se tradujo en la reelección del grupo político gobernante, expresado en la continuidad del Gabinete, con un espaldarazo al modelo económico vigente.</p><p align="justify">El kirchnerismo consiguió su continuidad pese a que en este año se multiplicaron las sospechas de corrupción, apuntaladas en episodios como la bolsa repleta de dinero que apareció en el baño de la ministra Felisa Miceli, el caso Skanska y, sobre todo, la aparición del misterioso valijero Guido Antonini Wilson. </p><p align="justify">En un año netamente electoral en el que 22 de 24 provincias fueron a las urnas, la centroderecha tuvo también su cuota de protagonismo con la elección de Mauricio Macri en la Ciudad. Por su parte, Hermes Binner se convirtió en el primer socialista que llega a gobernar una provincia, en su caso Santa Fe.</p><p align="justify">La carrera hacia 2011 también encuentra bien parada a Elisa Carrió, quien logró entrar segunda en las elecciones generales arrastrando a la flamante Coalición Cívica hacia un lugar de protagonismo y referencia opositora al Gobierno nacional. Otro elemento destacable: dos mujeres, Cristina y Carrió, sumaron el 68% de los votos a nivel nacional; mientras que otra exponente del género, Fabiana Ríos, ganó la elección en Tierra del Fuego y se convirtió en la primera gobernadora de la historia nacional.</p><p align="justify">En bajaEl domingo 28 de octubre también plasmó con crudeza un fenómeno creciente desde la crisis institucional de 2001: el peso cada vez menor de las estructuras puras de los dos grandes partidos políticos del siglo XX, el PJ y la UCR.</p><p align="justify">Así, pudo verse al peronista Roberto Lavagna respaldado en la contienda electoral por el radicalismo orgánico, mientras que la UCR kirchnerista se unía al peronismo ídem bajo el sello del Frente para la Victoria, y los justicialistas opositores presentaban a Alberto Rodríguez Saá. Esa misma fusión de ideas y proyectos alguna vez antagónicos se vio también en la novel Coalición Cívica, agrupación que nació haciendo pie en el ARI -centroizquierda- pero que creció regada por aportes de dirigentes de centroderecha, como Patricia Bullrich o Alfonso Prat Gay.</p><p align="justify">En un escenario de tanta fragmentación, las figuras aglutinantes encolumnaron detrás de sí los éxitos electorales, con Kirchner y Cristina a la cabeza, cuyo proyecto de continuidad fue respaldado con más del 45% de los votos nacionales, lo que dejó al oficialismo con mayoría en ambas Cámaras legislativas.</p><p align="justify">Una elección que el matrimonio presidencial perdió, no obstante, en enclaves emblemáticos como la Capital Federal, los principales centros urbanos del interior, la convulsionada Córdoba -que vivió un 2007 aparte tras la cuestionada victoria de Juan Schiaretti frente a Luis Juez- y el San Luis de los Rodríguez Saá. </p><p align="justify">Pero no sólo fue nacional el respaldo al kirchnerismo: también la región aportó un fuerte espaldarazo a la candidatura de Cristina, con Brasil y Venezuela como punta de lanza y definitivos aliados estratégicos de una gestión que se inició marcando fuertes continuidades con la saliente, incluso en aspectos en los que se anticipaba un cierto cambio de timón.</p><p align="justify">Emblemático fue el caso, durante la primera semana de Cristina como presidenta, de las relaciones con Estados Unidos, vínculo en el que se esperaba un nuevo enfoque, que no sólo no ocurrió sino que dio paso a una ratificación del estrecho lazo del kirchnerismo con Hugo Chávez, a quien los aires patagónicos le dieron el respiro que el plebiscito venezolano le había quitado. </p><p align="justify">Sin embargo, la región también aportó un manchón a la gestión kirchnerista, con la profundización durante el último año del conflicto rioplatense por la instalación de la papelera Botnia en Fray Bentos, que comenzó a producir en plena Cumbre Iberoamericana, apenas horas después de la esperada foto compartida de Kirchner y Tabaré Vázquez.</p>
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