SANTA ANA. La familia Kuz vive desde hace 52 años en el Puerto de Santa Ana. La pesca y la producción a pequeña escala, fueron las fuentes laborales que sustentaron toda la vida de la familia. Hoy, los Kuz tienen un kiosco y a raíz de las inundaciones en el río Paraná -por la suba a cota definitiva de la represa Yacyretá- perdieron bajo el agua siete hectáreas de su chacra. Además perdieron animales y a falta de lugar para pastar debieron vender las vacas. Donde antes había campo, ahora se abre un camino que será una costanera. La Entidad Binacional Yacyretá quiere desalojar a la familia y a cambio, le ofrece a Oscar Kuz 50 mil pesos, y a su esposa Andrea Fes, otros 50 mil. 52 años de sacrificios a cambio de 100 mil pesos.A partir de esta situación, la familia se declara “en estado de desesperación”, denuncian fuertes presiones de la EBY, demandando “que el Gobernador de la provincia nos ayude a defendernos de este monstruo que es la EBY, que nos quiere sacar todo a cambio de nada”. PRIMERA EDICIÓN arribó días atrás al Puerto de Santa Ana, y dialogó con esta pareja acerca de la compleja circunstancia e incertidumbre que viven.“Perdimos todo con las inundaciones”Oscar Kuz, pescador, reparador de motores y agricultor, cuenta que “perdimos todo. Siete hectáreas bajo el agua. Y la EBY nos dice que nos tenemos que ir, y que no nos corresponde nada porque somos intrusos dicen, y que la pesca no se considera un trabajo. Vivimos así toda la vida. Y ahora nos quieren sacar todo”.Su esposa, Andrea Fes, apunta que al área de Reasentamientos de la EBY, “nos dijeron clarito que nos vamos a ir ‘pelados’ de acá si no firmamos”. Continuó: “Nos están presionando, viene gente de la EBY a decirnos que nos tenemos que ir, que sino nos vamos a quedar en la calle. Se aprovechan de que desconocemos muchas cosas y ya nos han hecho firmar engañados supuestos documentos donde aceptamos irnos a cambio de 50 mil pesos. Tendríamos que estar locos para entregar una chacra y toda una vida de trabajo honesto por 50 mil pesos”.La referencia es para un documento al que accedió a este diario, en el cual los damnificados expresan su “pérdida de todo derecho relocalizable que pudiera corresponderme”, donde “eximen de toda responsabilidad a la EBY”. Se trata claramente de un texto estándar, redactado por la propia EBY; los mismos que recibieron y firmaron bajo presión miles de familias en Posadas o aquí en Santa Ana.“Quieren que vayamos a alquilar”La familia relató que la EBY además les sugirió que desalojen su casa y se vayan a alquilar una vivienda en el pueblo. “Así nos dijeron, que nos busquemos alguna casita en el pueblo. Y ¿quién va a pagar el alquiler si nosotros ya no vamos a tener trabajo si nos sacan de la costa? Y me dijeron que después iban a ver la posibilidad de reintegrar los gastos de alquiler. Tenemos mucha presión pero vamos a resistir para que no nos estafen”, señalan.Indicaron también que “no tenemos tampoco el apoyo ni la defensa de nuestra Municipalidad, que están con la EBY. Por eso le pedimos a nuestro gobernador, que interceda, e investigue el manejo de la EBY para con nosotros, somos una familia de trabajadores, amamos nuestra tierra y no es justo que nos arruinen la vida de este modo”.Andrea Fes, agregó “yo tengo cáncer uterino, y todo esto que estamos pasando, tanto económicamente como por la angustia que nos da la situación, no me ayuda en mi salud, pero intentaremos resistir y no ser engañados”. La firma del documentoEl método que la EBY utilizó contra Kuz para que firmara documentos apócrifos es el mismo que se usó con miles de familias posadeñas. Se hace rubricar a los titulares un escrito en el que el firmante declara que acepta “la pérdida de todos mis derechos relocalizatorios”, solicitando una “ayuda económica de 50 mil pesos”. También consentir el desalojo y entregar la documentación del terreno a la EBY. “Es una canallada, una estafa, nos hacen firmar eso sin que pudiésemos leerlo, es un engaño”, denuncia Oscar Kuz, indignado. Pide “que un fiscal o la Justicia investiguen este proceder de la EBY con miles de personas y ahora con nosotros”. Juliana Rodríguez tuvo que volver a empezar en un lugar que no eligióJuliana Rodríguez es una mujer de la tercera edad, que vivió durante medio siglo junto al río, en el puerto de Santa Ana. La EBY la desalojó el 23 de febrero de este año, a cambio de 50 mil pesos, dinero que la mujer utilizó para comprarse una casita cerca de ahí, donde vive sin agua potable y en condiciones precarias. “El trastorno y el sufrimiento que pasé me provocó un derrame cerebral, hoy tengo parte del cuerpo inmovilizado, quedé muy mal”, contó Juliana a PRIMERA EDICIÓN.En su caso, denuncia, también hubo presiones, atropellos y amenazas de “que si no firmaba me iba a quedar sin nada, en la calle”.La turbiedad en el proceder de la EBY, según indica la damnificada, también está dada por la celeridad con la que manejaron el desalojo de Rodríguez. “Vinieron una vez, y en un mes ya me desalojaron, fue todo rápido, se aprovecharon y me atropellaron”.Al igual que denuncia la familia Kuz, la abuela Juliana también debió firmar el documento de la EBY en el que el afectado renuncia a todos sus derechos y exime a la EBY de toda responsabilidad.“Crié a mis diez hijos acá, teníamos esa casa, el terreno hasta tenía un pozo perforado, teníamos agua. Y me sacaron de ahí, a las apuradas, se aprovecharon que casi no entendía nada los papeles que ellos me pedían que firme, me amenazaron, y cuando me tuve que ir, no resistí, me agarró ese accidente cerebro vascular. Hoy trato de recuperarme, pero es difícil”, relata Juliana. Sostiene que “extraño hasta mis árboles, imagínese vivir toda la vida en un lugar y tener que irse por la fuerza. Todos mis recuerdos, la historia de mi familia, todo, para la EBY valió 50 mil pesos”.La mujer recuerda que “esta zona tuvo su esplendor durante muchos años. Se movía mucho, llegaban barcos, camiones, miles de personas. Una época yo vendía empanadas, me sacaban de las manos, funcionaba muy bien. También los pescadores trabajaban bien. Había mucho trabajo”. También menciona que “a mucha gente la sacaron de la costa y siguen sacando”. Lamenta Rodríguez, que “pueda la EBY hacer esto con la gente humilde, sin que nadie nos defienda, ¿cómo no hay un defenso
r, alguien del Gobierno que nos ayude, que nos acompañe? Mucha gente terminó yéndose a otros lados, buscando cómo sobrevivir”.





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