POSADAS. El calorcito de ayer animó a cientos de familias capitalinas a salir al aire libre con los chicos para que disfruten en su día. Cabalgatas y ciclismo en el Parque de la Ciudad, festivales en la costanera y en el anfiteatro Manuel Antonio Ramírez o bien fiestas barriales fueron las ofertas hacia donde los chicos se congregaron por miles para tener una tarde divertida con peloteros, payasos, facturas y gaseosas. Lo mismo pasó en algunas parroquias, un ejemplo es la de Nuestra Señora de la Candelaria, con sede en la antigua capital, donde más de un millar de chicos fue protagonista de un gran festejo. El populoso Itaembé Miní fue otro modelo de un Día del Niño genial. La comisión barrial del barrio Terrazas se estuvo preparando con anticipación para esperar a los chiquitos con la plaza impecable y pintada a nueva… La gente llegó de todos lados y la alegría fue mayúscula. Como cada año, la colaboración de los vecinos fue desinteresada y la comisión pudo contratar a un servicio de decoraciones, instalar un toro mecánico, castillo inflable con rampa gigante y como broche de oro: la actuación de la Murga del Bicentenario. Por la mañana se habían disputado los torneos de básquet y fútbol entre los chicos del barrio y cada uno volvió a su casa con medallitas que premiaron su participación y trofeos para los ganadores. La euforia fue total. Experiencia distinta“Nos tomamos la tarde para hacer ciclismo, porque hubo una carrera por el Día del Niño y desde ahí aprovechamos para venir al Parque de la Ciudad y hacer un paseo a caballo”, contó el papá de Tobías Müllenbach, a punto de comenzar una experiencia que, según la distancia, puede valer entre 15 y 20 pesos. El propietario de la tropilla El Mensú, José Alfredo Cidade, contó que todo el mes de agosto el Parque de la Ciudad cobra un color distinto, ya que los papis buscan que los chicos disfruten de hacer algo diferente al ritual de la plaza.“Si bien la gente viene todo el año, agosto es un mes especial porque la gente quiere que sus hijos vivan experiencias distintas, como lo es andar a caballo”, explicó. Quizá sea como él mismo dijo: “La tradición de los paseos a caballo no va a morir nunca”. Ocurre que en general hay mucha confianza en su tropilla, que hace 23 años está en el Parque de la Ciudad, conformada por caballos jóvenes pero mansos, que se ganan el cariño de los niños con sus trotes sin sobresaltos.Chicos y grandes tuvieron así opciones para pasarla muy bien, además de compartir refrigerios, golosinas, inflables, regalitos, globos y canciones infantiles que harán de este agosto “el Mes de los Niños”.





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