POSADAS. El recrudecimiento de la violencia en la capital provincial, asociada a episodios criminales, no es ninguna novedad. Pero sí es preocupante el aumento de robos a mano armada.En Posadas, el cuchillo es el arma preferida de los delincuentes para cometer un atraco.Según las estadísticas del primer semestre de 2012, en promedio, tres personas fueron atendidas por semana en el Hospital Escuela Ramón Madariaga con lesiones punzo cortantes.En muchos casos se trata de pacientes agredidos en un contexto de ingesta excesiva de bebidas alcohólicas. Y en no pocas ocasiones los responsables son amigos o conocidos de las víctimas.Pero es una problemática que no termina allí. Es preocupante el aumento de delitos perpetrados a punta de cuchillo, sevillana o destornillador.Por lo general, suceden en la vía pública, donde las víctimas son despojadas del celular, dinero, carteras o cualquier objeto de valor. En ocasiones terminan de la peor manera: en la muerte de un inocente, como sucedió el miércoles con Enrique Bernardino Ayala.Este hombre, pensionado de 51 años, fue interceptado alrededor de las 5.30 en inmediaciones de las avenidas Tambor de Tacuarí y Aguado, de Posadas.Salió del cajero situado en esa esquina y a los pocos metros fue abordado por un criminal que lo mató de tres puñaladas, dos de ellas en el corazón.Lo único que llevaba Ayala en los bolsillos era un atado de diez cigarrillos marca “Eigth” y un encendedor, botín por el que arrebataron su vida.En seis meses, 65 personas ingresaron al Madariaga con lesiones punzo cortantes. Pero además hubo 19 internados por heridas de arma de fuego.Posadas duplica en el ítem de heridos de arma blanca a todo el interior de la provincia e iguala en el otro.Lamentablemente, las estadísticas pueden variar, pero no sustancialmente, porque hay casos en que las víctimas no acuden a los hospitales. Al voleoLa muerte de Enrique Bernardino Ayala es el reflejo de la violencia desalmada y el desapego por la vida con que actúan los criminales en Posadas.Los investigadores sostienen que el asesino salió en “busca de unos pesos” en una salidera al voleo, después de beber copiosamente en una vivienda de la chacra 108, a tres cuadras del escenario del crimen.Observó que Ayala salía del cajero automático y creyendo que había retirado dinero, lo abordó a los pocos metros.Lo asesinó por un atado de cigarrillos y un encendedor.





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