MADRID, España (Diarios Digitales). Cien años después de su descenso a los infiernos, el Titanic sigue navegando y su orquesta continúa tocando. Zarpó de Southampton (Inglaterra) con destino a Nueva York, pero en la travesía perecieron 1517 de las 2228 que lo abordaron. Pese a descansar a 4.000 metros de profundidad en el Atlántico Norte continúa alimentando imaginaciones y leyendas, ficciones y realidades. Ha conseguido ser, un siglo después de que un iceberg se interpusiera en su triunfal camino, lo indestructible e insumergible que soñaron sus creadores. Y si bien no pudo sortear aquella mole de hielo que lo arrastró al fondo del océano en las primeras horas del 15 de abril de 1912, sí que ha sido capaz de vencer el paso del tiempo y el peso de la Historia.Nació de un sueño y acabó convirtiéndose en una pesadilla. El sueño lo forjaron en el verano de 1907 Joseph Bruce Ismay, presidente de la White Star Line, y William James Pirrie, dueño y presidente de los astilleros Harlan&Wolff, el mayor constructor de navíos del mundo. En unos tiempos muy anteriores a los viajes en avión, los grandes barcos eran el máximo exponente del transporte de pasajeros. Iba a convertirse en el estandarte de la White Star para hacerse con el mercado de pasajeros atlánticos de gran lujo. Iba a ser la mayor obra de ingeniería naval de la Historia, el símbolo de una época, el abanderado de una sociedad, la occidental, que llevaba 100 años disfrutando de la paz, viendo cómo la técnica avanzaba, viendo cómo los beneficios del trabajo parecían filtrarse a través de la sociedad.Pero la realidad era que en aquellos años la gente creía que la vida era perfecta. Sea como fuere, el hundimiento del Titanic bajó de golpe el telón de ese optimismo y acabó de un plumazo con la prepotencia de la época, con una forma de ver y vivir la realidad. Ya nada iba a ser igual. Después vino la Primer Guerra y el mundo cambió definitivamente.Los perros en el TitanicMientras que los entusiastas han ideado muchas maneras de conmemorar este evento, desde cuentas de Twitter históricas hasta películas, no se ha hablado mucho sobre los perros que acompañaban a sus amos en el fatídico viaje.Una exposición en la Widener University Art Gallery en Pensilvania, pone el énfasis en las increíbles historias de los perros del Titanic, con fotos de los animalitos y cuentan qué fue de sus destinos. Sólo tres de los 12 perros confirmados a bordo sobrevivieron a la tragedia, pero el hecho de que los animales sobrevivieron a las gélidas temperaturas y al caos general de esa noche, es verdaderamente notable.De acuerdo con Edgette, dos perros eran de raza Pomeranians, una de ellas se llamaba Lady y fue envuelta en una manta por su dueño, sin que otros pasajeros y miembros de la tripulación se dieran cuenta.El tercer perro era un Pekinés llamado Sun Yat-sen, que pertenecía a la familia Harper, de una firma editorial de Nueva York. “Una historia particularmente triste es la de un Gran Danés, propiedad de Ann Elizabeth Isham, de 50 años, relata Edgette. Al oír que su perro era demasiado grande para ser salvado, Isham huyó en un bote salvavidas para ir por su perro. Cuando, días más tarde, los equipos de rescate peinaban el área, testigos oculares dijeron que vieron el cuerpo de una mujer aferrada a un perro grande”. “Todo el mundo sabe acerca del iceberg, cómo se hundió el barco, pero no van más alla… sin embargo, hay cientos de otros aspectos a los que les tenemos que prestar atención”, concluyó.
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