NAPOLES, ITALIA (AFP-NA). El papa Benedicto XVI denunció ayer en Nápoles (sur de Italia) a la mafia napolitana, la Camorra, y la violencia que propaga en la sociedad, a la vez que pidió a los líderes de todas las religiones que trabajen por la paz y la reconciliación de los pueblos. Durante una misa celebrada al aire libre en la céntrica plaza del Plebiscito, el Papa enumeró los principales problemas de la capital del sur de la península, entre las ciudadades europeas más azotadas por la mafia y el desempleo.“Para muchos de ustedes la vida no es fácil”, afirmó el Papa, quien habló de la “pobreza, la escasez de habitaciones, el desempleo y la ausencia de porvenir”, dijo.“El problema no son sólo los lamentables delitos que comete la Camorra, sino la mentalidad violenta que se está propagando en los tejidos de la sociedad, en particular entre los jóvenes”, aseguró durante su homilía.“Hay que involucrar a todos y cada uno en la lucha contra todas las formas de violencia” y “transformar las mentalidades y las actitudes”, exclamó. A la misa asistió el presidente de Ecuador, Rafael Correa, quien intervendrá hoy en Nápoles en una mesa redonda sobre la violencia en América Latina organizada en el marco de una cumbre interreligiosa.Después de la ceremonia, el Papa se reunió en el seminario mayor de Capodimonti con los altos representantes de diversas religiones congregados en Nápoles por iniciativa de la comunidad católica italiana San Egidio.Por primera vez desde el comienzo de su pontificado, en abril de 2005, Benedicto XVI se reunió al mismo tiempo con el patriarca ecuménico ortodoxo Bartolomeo I, el arzobispo anglicano de Canterbury Rowan Williams, el gran rabino de Israel Yona Metzger, y el imán de los Emiratos Arabes Unidos Ibrahim Ezzedin.
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