<p align="justify">POSADAS. Los más aberrantes hechos (incluso ocultos, hasta ayer, durante décadas); las sistemáticas violaciones a los Derechos Humanos (entre ellas torturas, secuestros y desapariciones); y el reconocimiento a quienes dejaron sus jóvenes vidas al enfrentar al régimen dictatorial de Alfredo Stroessner, fueron los ejes de la emotiva -aunque también dolorosa- segunda audiencia pública internacional de la Comisión de Verdad y Justicia del Paraguay (CVJ), que se concretó en la víspera en el Palacio de Justicia de Posadas. </p><p align="justify">Al evento asistieron exiliados paraguayos en Argentina (en su mayoría posadeños), quienes dieron testimonio de las múltiples modalidades con que se los castigó física y psíquicamente tanto dentro de su país como ya fuera de su territorio, lo que despertó la sorpresa e indignación del público asistente, a raíz de la magnitud de las violaciones.</p><p align="justify">Cuatro personas prestaron los testimonios iniciales, y luego se sumaron en forma espontánea otra decena de exiliados, quienes en todos los casos relataron las torturas más aberrantes cometidas durante la dictadura de 34 años (1954-1989) de Stroessner. </p><p align="justify">La CVJ, estuvo representada por su presidente, el monseñor (de Ñeembucú y Misiones), Mario Melanio Medina, y sus comisionados Carlos Portillo, Yudith Rolón Jaquet, Heriberto Alegre, Mario Sandoval y Miguel Angel Aquino. </p><p align="justify">También participaron de la audiencia pública el premio Nobel Alternativo de la Paz, Martín Almada, funcionarios de organismos públicos de Derechos Humanos de Misiones, Formosa, Chaco y Corrientes y la vicecónsul de Paraguay, Gladis Villagra, entre otras personalidades. </p><p align="justify">Los testimonios recogidos ayer se sumarán a otros recolectados por la CVJ para elaborar un informe que será entregado en agosto de 2008 a las autoridades del Poder Ejecutivo y Judicial de Paraguay, para que de ese modo inicien el proceso que ajusticie a los culpables de los múltiples delitos cometidos, que también alcanzaron a mujeres, dirigentes políticos opositores, sacerdotes, periodistas y campesinos.</p><p align="justify">Historias que aún duelen Plácida Isabel García, hija de un dirigente obrero paraguayo (tras una emboscada en su contra perpetrada en 1961), dio el primer testimonio y reconoció que no sabe cuál es su verdadero nombre. Relató que tenía un año y medio cuando su padre recibió catorce puñaladas tras lo que fue llevado a un calabozo donde continuaron torturándolo. Plácida en ese entonces tenía un año y medio y fue recogida por las monjas Siervas del Espíritu Santo, quienes le cambiaron su nombre para preservarla de la persecución stronista. La mujer comentó que “a los 21 años me enteré cuál es mi historia, y encontré luego a mi padre totalmente inválido y en una silla de ruedas. Quiero armar el rompecabezas de mi vida”, aseguró envuelta en llantos.</p><p align="justify">Más adelante atestiguó Rubén Chávez, exiliado paraguayo hasta la actualidad, quien en 1958 se refugió en Argentina (y en vano intentó varias veces regresar a su país natal). El miembro del Partido Febrerista y activista del Movimiento 14 de Mayo, comentó que a raíz del régimen su padre se exilió por temor a ser encarcelado, tras lo que él siguió los pasos (a los 19 años de edad) de su progenitor. Chávez admitió que “llega el momento en que uno siente que tiene dos personalidades”, para rematar al asegurar que “me privaron en forma compulsiva del derecho de vivir en mi hábitat natural”.</p><p align="justify">Evaristo González fue apresado a los 28 años y “engrillado” por casi dos años con sus diez compañeros en 1964. Estuvo preso diez años y luego se exilió a Argentina. Por cuestiones de salud, viajó a Francia donde realizó las primeras denuncias internacionales sobre la situación de los presos políticos en Paraguay. En su testimonio, González recordó que “en la cárcel éramos catalogados de guerrilleros, y los peores tratados. </p><p align="justify">“No perdí un padre, sino un amigo”Uno de los puntos más emotivos del día fue la exposición del doctor Rogelio Goiburú, hijo del desaparecido (también galeno) Agustín Goiburú. Este último debió abandonar su país en 1959 por realizar denuncias públicas sobre torturas, tratos crueles y degradantes, cometidos contra ciudadanos en su lugar de trabajo, el Hospital de Policía “Rigoberto Caballero”. Se radicó en Posadas y el 9 de febrero de 1997 fue secuestrado cuando salía del Hospital San Martín, de Paraná, Entre Ríos, tras lo que fue torturado en Paraguay durante un mes. “Tras ello en el edificio del Estado Mayor, Stroessner junto a otros nueve militares lo mató de un tiro en la cabeza”. Agregó que “hace más de treinta años que estoy de duelo ya que después del secuestro de papá no sabemos que son de sus restos”.En la ronda de testimonios espontáneos expuso Teresita Silvera quien comentó que fue secuestrada a los 17 años por su militante en el comunismo. Añadió que luego, a los 23 años, fue secuestrada una vez más con su familia completa (incluso una hija de tres años). Estuvo cuatro años detenida en la Dirección de Asuntos Técnicos, y comentó que su hija, hoy con 40 años, “tiene por todo ello problemas psíquicos”.</p><p align="justify">Testimonio escalofriante </p><p align="justify">Uno de los testimonios espontáneos más escalofriantes fue el de Arnaldo Clérici, integrante del Movimiento 14 de Mayo. Al caer preso en Encarnación fue sometido a sesiones de tortura en las que perdió el cuero cabelludo, además de los testículos debido a las mordeduras propinadas por los perros de los militares. “Luego de la tortura, de la que salía inconsciente, me llevaban a un costado de la letrina y me introducían en el pozo con materia fecal y orina”, relató. </p><p align="justify">Y recordó que Stroessner “vino a la cárcel y tras calificarnos de degenerados se bajó la bragueta y nos orinó en la cara, mientras e
stábamos atados y desnudos en un caballete”. Clerici fue trasladado luego a la cárcel de Tacumbú donde siguió soportando todo tipo de degradaciones. “Cuando llegamos, el jefe de la Policía, Duerta Vera, les dijo a sus subordinados que el primer soldado que mate un guerrillero sería ascendido de inmediato. Ahí empezó nuestro calvario”, recordó al borde de las lágrimas. </p><p align="justify">Una audiencia emotiva desde su comienzo</p><p align="justify">La apertura protocolar de la audiencia pública estuvo a cargo de la diputada provincial y presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales, de los Derechos Humanos, Municipales, Juicio Político e Integración, Marlene Carvallo, quien además ofició como promotora en la organización del evento. La legisladora comentó que “queremos justicia para los que fueron los culpables de tanto dolor, y dejar de ese modo el mensaje a nuestros hijos para que aprendan que la democracia por más mala que fuera es mejor que cualquier dictadura”. </p><p align="justify">Luego se dirigió a los presentes la ministra de Gobierno, Claudia Gauto, quien como hija de un exiliado político paraguayo ya fallecido (Cándido “Tito” Gauto Benítez) se mostró visiblemente emocionada y no pudo evitar un quiebre de su voz cuando se preguntó “¿qué fue lo terrible que hicieron esos jóvenes para merecer tanta tortura?”.</p><p align="justify">La funcionaria agregó que “quienes conocemos esta historia sabemos que el exilio es una herida abierta y profunda, y estos hechos nos ayudarán a cerrarla para seguir construyendo la democracia en Latinoamérica. Con el tiempo se irá conociendo la trascendencia de este evento”, agregó. </p><p align="justify">Por último habló monseñor Medina y consideró que “el de hoy es un día histórico para la Comisión”, tras lo que consideró que el número de exiliados paraguayos en Argentina es difícil de calcular, “y muchos de esos muchachos no pudieron regresar más a su patria, incluso después de muertos. Y algunos todavía están desaparecidos”.</p><p align="justify">En otro tramo de la ceremonia de la apertura, el prelado subrayó que “queremos dignificar a los exiliados del Paraguay”, para agregar que “no sólo apuntamos a la justicia histórica, es necesario que haya más luz, reparación y las garantías de que esto no se volverá a repetir”.</p><p align="justify">Por ello llamó a que “nunca más se cometan delitos en nombre del Estado y que no haya más cadáveres NN. Esperamos que esta audiencia deje el reconocimiento para paraguayos y argentinos”, concluyó.</p>
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