POSADAS. Se hizo esperar, pero mereció la pena. Tres semanas después de lo previsto y cuando transcurrieron 34 días desde aquel 14 de septiembre en que se suponía que empezaba la fiesta (aunque luego la largada se demoró una semana más por la pertinaz lluvia), el anfiteatro Manuel Antonio Ramírez fue el tradicional marco de lujo para el broche de oro de la Estudiantina: el show de scolas, un espectáculo para el que todos los colegios guardan lo mejor de sí en cuanto a trajes, coreografías y ritmos, y más de una sorpresa para arañar esos últimos puntitos que definen a los ganadores de cada edición o -simplemente- para dejar un buen sabor de boca en el público. La presentación de ayer, como también suele ser habitual, se demoró aproximadamente una hora. Los dos primeros en lanzarse al escenario fueron el CEP 7 y el Pedro Goyena. Más tarde, ya con las gradas colmadas por unas 8.000 personas, se fue desgranando la veintena de participantes que prolongaron el show hasta altas horas de la madrugada.
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