<p align="justify">PUERTO RICO. Si bien Misiones se halla enclavada sobre la reserva de agua dulce más importante como lo es el Acuífero Guaraní, el que permitiría abastecer a cada persona con 100 litros de agua por día por los próximos 200 años, resulta alarmante el escaso cuidado que algunos habitantes de esta localidad le dan a los arroyos que recorren el municipio. Son todos afluentes del río Paraná, de donde la Cooperativa Aguas Puras se abastece del líquido vital, que una vez potabilizado es distribuido por red domiciliaria al 90% de la población urbana y al 75% de la franja suburbana.</p><p align="justify">El cauce de agua más importante que atraviesa el municipio lo constituye el arroyo León, que ostenta un alto grado de descuido, ya que este caudaloso arroyo nace y recorre gran parte de la región donde se asientan las principales industrias elaboradoras de fécula de mandioca, uno de los brazos fuertes de la economía de la zona. </p><p align="justify">Además del olor pestilente que emana de gran parte de su recorrido, como consecuencia directa del estado de putrefacción que experimentan los desechos de la mandioca que es industrializada en al menos media docena de emprendimientos fabriles situados sobre las márgenes de este arroyo; la imposibilidad de utilizar el agua de su cauce con fines productivos y económicos es lo más preocupante.</p><p align="justify">Más allá de las denuncias y presentaciones efectuadas por vecinos y por inspectores ad honorem que custodian la zona, las autoridades del Ministerio de Ecología hasta ahora no tomaron las medidas necesarias para elegir las inversiones que mitiguen el impacto contaminante que acarrean los desechos de estas industrias.</p><p align="justify">ExcusasLa mayoría de estas almidoneras tiene sistemas muy domésticos para el tratamiento de sus efluentes, ya que casi todos sus propietarios aducen que les resulta imposible afrontar los costos que demandan la ejecución de una obra con todos los requisitos cumplidos. Por lo tanto, los desechos que vuelcan al cauce del León no llegan a tener el tratamiento mínimo que técnicamente requieren, pero al mismo tiempo son muy escasos los industriales que demostraron estar preocupados por el mal que le están ocasionando al medio ambiente en general.</p><p align="justify">De acuerdo a las mediciones que realizaron los vecinos, sin oxigenación mecánica, el líquido que sale de una pileta de efluentes de una almidonera registra en promedio de DBO (demanda básica de oxígenos) de 1254 miligramos por cada litro de desecho, mientras en una pileta con oxigenación mecánica promediaron 356 miligramos por litro de un efluente que registró color negro y olor fétido. </p><p align="justify">Comparativamente con los valores que surgen de las piletas de tratamiento de líquidos cloacales de esta ciudad, éstos arrojaron mejores valores, aún en la primera pileta, donde llega el desecho cloacal sin ningún tipo de filtro o tratamientos. Aquí el DBO registra un nivel promedio de 147 miligramos por litro, mientras en la quinta pileta llega con 60. </p><p align="justify">Sin embargo, a unos 500 metros aguas abajo del lugar donde los efluentes de la almidonera se mezclan con el agua del arroyo, los valores de DBO mejoraron considerablemente, ya que descendieron a 86 miligramos por litro, aunque el olor sigue siendo fétido, pero el color pasa a ser marrón, según el estudio. </p><p align="justify">El más contaminadoDe todas formas, el arroyo que registra mayor grado de contaminación es el Meyer, especialmente en los últimos tres mil metros de su recorrido, antes de desembocar en el río Paraná. El agua que acarrea en este tramo es totalmente anaeróbica -muy distinta a las de sus cauces superiores-, debido a los desechos que se vierte en su caudal. </p><p align="justify">Y el Meyer desemboca en el río, unos mil metros aguas arriba de la toma de agua de la Cooperativa Aguas Puras, por lo que esta entidad que históricamente se preocupó por la excelencia de su servicio, debe realizar semanalmente controles técnicos para evitar cualquier inconveniente. </p><p align="justify">Sin vida ictícola </p><p align="justify">De acuerdo a las mediciones que algunos preocupados vecinos hicieron para controlar los parámetros fisicoquímicos y bacteriológicos del agua de los arroyos de la zona y del río Paraná, el arroyo Meyer registra apenas un promedio de 0,1 miligramos de oxígeno disuelto por cada litro de agua en algunos sectores más contaminados, mientras en otros tramos ese nivel de oxigenación promedia entre 7 y 8 miligramos por litro. </p><p align="justify">Es decir, en el sector altamente contaminado de este arroyo su nivel de oxigenación es como mínimo 20 a 30 veces menos que los registros de la primera pileta donde desembocan los líquidos cloacales, que también son tratados por la cooperativa de esta ciudad, previo a ser vertidos en el Paraná. Por ello en el lecho inferior del Meyer se respira un olor nauseabundo, hecho que potencia el temor de la gente de tan sólo entrar en contacto con el agua.</p><p align="justify">Por estos parámetros es imposible observar vida ictícola en el lecho inferior de este arroyo. De todas maneras, la situación de este arroyo mejoró bastante desde hace unos diez años, cuando la Municipalidad erradicó de sus inmediaciones el basurero municipal a cielo abierto que allí funcionaba. </p><p align="justify">Sucede que además de todos los residuos, en el basurero también descargaban los carros atmosféricos que desagotaban los pozos negros domiciliarios.</p>
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