POSADAS. La Entidad Binacional Yacyretá (EBY), en pos de liberar una serie de parcelas de la chacra 256, dispuso el desalojo de las quince olerías existentes en esta zona ubicada cerca del Hospital Baliña, donde trabajan unas treinta personas que desde hace años hacen de este oficio la única fuente de ingresos para mantener a sus familias. A cambio, la EBY nos les ofrece absolutamente nada; ni relocalizaciones, ni soluciones laborales, y mucho menos indemnizaciones. La situación, mantiene en alerta a los humildes trabajadores, que de concretarse las amenazas de la EBY se verían abandonados a un contexto de desocupación y en algunos casos, habitacionalmente desamparados, ya que varios viven en cercanías de la zona que intentan desalojar. Hace una semana, venció un plazo de 30 días que Yacyretá contempló para la desocupación total de los terrenos dónde funcionan las fábricas artesanales de ladrillo. Sin embargo, todavía no volvieron a hacerse presentes los representantes de la entidad de la represa, que en los últimos meses “visitaron” a los oleros en varias oportunidades, siempre en sus camionetas y acompañados por patrulleros policiales. Ante este panorama, los oleros temen una represalia violenta por parte de la EBY y los uniformados, lo que no sería ninguna novedad dados los antecedentes de desalojos por la fuerza que se registraron desde que esta institución binacional comenzó con su tarea de sacar del medio a todo aquello que se interponga a sus intereses. Oficialmente, el desalojo está dispuesto por medio del Mandamiento 742/07, donde actúa el juez a cargo del Juzgado Federal de Primera Instancia en lo Civil, Comercial y Laboral, José Luis Casals. Este documento fue entregado a las familias afectadas y carece de fecha de emisión. Otra notificación , firmada por la oficial de Justicia Teresita Acosta de Wider, lleva por fecha el 22 de agosto de este año, y presenta más de la mitad de su contenido en letra manuscrita (a birome) y completamente borrosa e ilegible justo en sus segmentos clave. “¿A dónde vamos a ir?” Para llegar a la zona dónde están asentadas las olerías, hay que dejar atrás la chacra 252, avanzar por los pasillos de tierra y miseria de la chacra 256, y finalmente cruzar un arroyo. Desde allí, en contraste con la pobreza imperante en el sector, se aprecia la megaobra de lo que será el Centro del Conocimiento. Allí están los malacates parados y desvencijados, entre el capueral, y cerca de ahí el paso de los residuos cloacales que emana el Hospital Baliña, desechos que obligaron a algunos oleros a mudarse de zona. La llegada de PRIMERA EDICION propicia que el grupo de oleros deje por un momento sus tareas y se acerque a denunciar la situación por la que atraviesan. Uno de los oleros más antiguos, Mauricio Da Silva, contó que “en la olería estoy hace doce años. Nos habían dado plazo hasta fines de agosto, pero ¿dónde vamos a ir? Necesitamos trabajar. Ellos no dan ninguna solución. Sólo dicen que tenemos que irnos. Necesitamos la tierra, porque sólo trabajamos de esto”.Un compañero suyo, agregó que “Nos quieren sacar con una mano atrás y otra adelante. Pero nosotros necesitamos una solución, otro lugar o una indemnización. Quieren dejarnos sin nuestra fuente de trabajo y a cambio no nos quieren dar nada. Es muy injusto”. Mauricio da SilvaOlero“Por mes, hago unos diez mil ladrillos. Se venden a puestos, a las obras, a 280 pesos cada 100 ladrillos, pero tenemos gastos por más de la mitad, en leña, en aserrín y esas cosas. Cuando hay mal tiempo no podemos trabajar”Ramón NevesOlero“Estamos todos reunidos, porque ya varias veces vino gente de la EBY, con la policía, para querer sacarnos de acá. Nos quieren sacar con una mano atrás y otra adelante. Pero nosotros necesitamos que si nos van a sacar, nos den una solución, otro lugar o una indemnización”.Ramón Pérez GómezOlero“Estoy acá desde 1990. Trabajo en mi olería y vivo cerca de aquí. Con este trabajo les doy de comer a mis nueve hijos y puedo mandar a la escuela a dos de ellos. Esto es nuestra vida. No pueden sacarnos de acá sin darnos una solución”.OPINION: Sergio Alvez (*) La cultura de destruir otras culturasCon el tiempo, y a través de los miles de desalojos concretados y otros tantos proyectados, la Entidad Binacional Yacyretá fue construyendo una nueva forma cultural, su propia cultura, basada en una manera de desenvolverse ante la sociedad a partir de la indiferencia por la calidad de vida de los vecinos, un exacerbado desprecio por la naturaleza y sobre todo, el desinterés por los destinos humanos que se tuercen para siempre ante cada nuevo desalojo.Esta cultura (la cultura EBY, por ponerle un nombre), logró desterrar y destruir otras tantas culturas, existentes con bastante anterioridad. A su paso, la EBY arrasó con la cultura de los pescadores, con la de los nadadores de río (¿quién se atreve a echar unas brazadas en las contaminadísimas aguas del actual Paraná?) , con la de los remeros, la de los palanqueros y en definitiva, con la cultura ribereña en su totalidad. Ahora, y aunque el cometido de exterminar la cultura de los fabricantes artesanales de ladrillos ya esté casi materializado, la EBY avanza sobre los últimos oleros de la ciudad, exigiéndoles que abandonen su lugar de trabajo sin ofrecerles nada a cambio. La destrucción de culturas que practica la EBY, en su voracidad destruye familias, casas, árboles y sueños. A la vista están las condiciones en las que hoy viven los relocalizados y el estado de las costas desalojadas para concretar millonarios negocios inmobiliarios, algunos de ellos ya en marcha. Todo sucede ante los ojos de gobiernos provinciales y municipales que son cómplices de las devastaciones geográficas y humanas.
Discussion about this post