Uno de los días que más mueve la empatía en las personas es el Día del Amigo.Nos da la oportunidad de dar luz a los buenos momentos o, incluso a los tristes, que hemos compartido con ellos. Ese día los llamamos por teléfono, si es posible nos reunimos y les hacemos regalos.Bien, estamos en la semana angelical, digo la semana porque el 29 de septiembre fue el día de los Arcángeles y el 2 de octubre, el de los Ángeles de la guarda.Es buen momento para festejar con estos leales amigos, los ángeles o seres espirituales, como los llames tú.Este aviso es para los que creen en ellos, para los que han tenido una relación cercana con su energía para que juntos festejemos su semana con cariño.Quienes tienen experiencia con ellos, -no importa como haya sido el encuentro, si en la meditación o en la percepción diaria-… se dan cuenta que ellos mejoran nuestra vida en relación con los demás, mueven todas nuestras fuerzas paralizadas y las renuevan con su amor.El solo hecho de interactuar con nuestros ángeles, nos dejan plenos de luz, no de la luz del sol, o la que estamos acostumbrados a ver en las lámparas eléctricas, es una luz diferente, pulsante, que penetra en el cuerpo y hace latir hasta el último de nuestros pelos, con una suavidad indescriptible.Al estar con ellos, nos queda en la mente un sentimiento de alegría, paz y seguridad.Las letras del Salmo 91, de sólo leerlo, quedan resonando en la cabeza y nos paran sobre cada vértebra de la columna, sacando pecho, la lengua sin moverse repite “a nada le temo, porque ellos (los ángeles) me llevan en sus manos y mis pies no tropezarán con ninguna piedra”.Estos son nuestros buenos amigos. Cuando los proyectos están deslucidos ellos los renuevan con su luz; cuando el cuerpo se enferma nos socorren e impulsan a nuestras células a recuperar su equilibrio natural; cuando el alma se enreda en las emociones egoístas, ellos nos liberan.Quienes admiten como amigos a los ángeles, pierden el frío de la soledad, descubren el calor del espíritu que nos une a todo lo que existe, aunque no lo puedan ver con los ojos físicos.Te sugiero una opción de festejo con tus amigos los ángeles:Decide a qué hora puedes tomar un descanso; recuerda que las primeras horas de la mañana son las que coinciden con los ritmos más tranquilos del cuerpo.Te ubicas dónde y cómo quieras, lo más importante es estar cómodo.Es preferible sentarse derecho en el suelo o en una silla para ayudar a cultivar el estado de alerta.Permite que tu respiración fluya dentro y fuera, con facilidad y sin esfuerzo.Enfoca tu conciencia en tu corazón, donde mora tu alma y permite que tu conciencia trascienda los sentidos físicos y entra en un estado de conciencia elevada, totalmente relajado, respirando y exhalando muy suavemente.Sólo tienes que pensar en ellos y entrar en un diálogo de la mente y el alma, consciente de lo que piensas, de tus emociones. Busca tus propias palabras para agradecer “la amistad angelical”.Incluso como es un encuentro, un diálogo si estás pasando una situación difícil o de duda, puedes pedirles guía.Para terminar la meditación, da las gracias a tu ángel de la guarda y toma conciencia del momento, del ahora.Paz y Bien. Hasta la próxima semana.Colabora: María Benetti MeiriñoAutora de libros y guía para meditació[email protected]<a href="www.mariabenettimeirino.com">www.mariabenettimeirino.com</a>





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