El viejo Habib llegaba al final de sus días con la satisfacción del deber cumplido. La última noche, llamó a sus tres hijos y les dijo:- Mi fortuna se limita a diecisiete camellos. La mitad de ellos será para ti, Aziz. Un tercio de los mismos ha de ser para ti, Yaruk. Por último, la novena parte de esos camellos, será para ti, Mesei. Y el viejo Habib exhaló el último suspiro.Los hijos, comenzaron a hacer cálculos y nada les daba exacto. La mitad de diecisiete son… ocho camellos y medio!, decía Aziz. Un tercio de diecisiete… ¡Son cinco camellos y medio! – Y para mí… –decía Mesei- un poco menos de ¡dos camellos!Los ánimos comenzaron a caldearse, palabras fuertes transformadas en disputa y el conflicto escalaba: “-que vos tenes más que yo”; “que papá dijo que así debía ser”; “que a vos siempre te dieron todo”; “-que te compro un camello y te pago después”; “-que vos nunca cumplís lo que prometes”, etc, etc.Los gritos de los tres hermanos acabaron quebrando la paz del pueblo y en especial, la de un anciano que vivía cerca. Este hombre se llamaba Sufir y tenía un camello.Sufir sufría viendo cómo los tres hijos de su amigo Habib se peleaban por la herencia.Fue a verlos y les dijo: “- Yo tengo un camello. Si bien soy viejo y lo necesito, prefiero la paz” y les dejó el camello. Conmovidos, comenzaron nuevamente a calcular. Aziz dividió dieciocho por la mitad… nueve camellos. Un tercio de dieciocho son… seis camellos. Una novena parte de dieciocho son… ¡dos camellos! ¡Perfecto!- Esperad… dijo Mesei: Nueve, más seis, más dos… ¡suman diecisiete! ¡Les sobraba el camello que Sufir les había dado generosamente! (adaptado del Libro: “Historias de Medio Mundo”).Muchas veces cuando intentamos resolver un conflicto, el hecho de estar insertos en él, no nos permite la perspectiva necesaria para esta mirada fresca que aporta el anciano Sufir. ¿Cómo resolvemos nuestras diferencias en esta gran familia que es la humanidad?Cuando contamos un conflicto siempre lo limitamos a dos lados, lo polarizamos: árabes/israelíes; países desarrollados/países subdesarrollados; EEUU/Cuba; esposo/esposa; etc. W. Ury nos propone el sistema del “tercer lado”, en este caso representado por Sufir. Busquemos este tercer lado para nuestros propios conflictos. Seamos este tercer lado en los conflictos de otros. Busquemos la visión superadora de una abuela en una familia, de un vecino como Sufir, de un experto en temas empresariales, etc.Este tercer lado tan bien representado por nuestro Papa Francisco, que nos centra nuevamente en lo que es importante a las partes, ya sea la paz, el bien de la comunidad, los niños en una familia, etc., y que tan fácilmente perdemos de vista ante el fragor de la discusión.Seamos ese alguien que invita a dejar de luchar para comenzar a dialogar. La paz somos nosotros, tomemos esta responsabilidad como miembros de la comunidad. Enfrentemos de una vez por todas las diferencias constructivamente desde el respeto y la humanidad. Depende de nosotros generar unión en esta gran familia que somos.Colabora: Valeria [email protected]





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