En la búsqueda de nuevos paradigmas y de achicar la brecha en la relación productores-consumidores, un grupo de vecinos de Libertador General San Martín se encuentra trabajando en la creación de una Asociación de Consumidores que trabaje con el objetivo de generar una mayor conciencia respecto a la mayor responsabilidad colectiva que debería existir con relación a la generación de alimentos. Pablos Baumgratz, técnico del Ministerio de Agricultura de la Nación trabaja en la Secretaría de Agricultura Familiar, principalmente con ferias francas, mercados solidarios, cooperativas y grupos pequeños de agricultores. Consultado por ECO Y AGRO respecto al proyecto esto explicó: “analizando la situación compleja que viven las colonias misioneras desde hace varios años, principalmente por cambios productivos de la mayoría de los productores donde los rubros se tornaron más forestales y la producción se ve cada vez más afectada porque ya no se tiene la variedad necesaria ni para el auto consumo de las familias agrícolas, nos propusimos trabajar en la parte de comercialización y en dar valor a la producción primaria de los pequeños productores”, explicó. Otro de los aspectos que preocupa a los diseñadores de este proyecto es el divorcio que se ha generado entre consumidor-productor. Al respecto Baumgratz opinó: “este es otro de los aspectos a tener muy en cuenta y a trabajar, lo referido a la relación entre el productor y el consumidor, una brecha muy importante que afecta en lo que refiere al acceso a los alimentos, como por ejemplo, la responsabilidad del productor de llevar al consumidor un alimento saludable que cumpla con los requerimientos nutricionales y que no contenga productos que afecten a la salud”, dijo.Otro de los desafíos es la generación de agricultura orgánica o biodinámica. En este sentido, se está trabajando de manera cooperativa entre varios productores de la zona en producir alimentos saludables con responsabilidad social, no solamente pensando en la familia agrícola sino también en los consumidores.Según el técnico del Ministerio de Agricultura, el 90 % de las verduras que consumimos los misioneros no se producen en la provincia. Pensar en que todas las personas necesitamos nutrirnos todos los días es que se está pensando en la responsabilidad que debería tener la sociedad.“Actualmente es el productor el que debe asumir todo el riesgo, pero nosotros pensamos que como consumidores nos corresponde compartir ese riesgo y desarrollar propuestas de trabajo en conjunto, principalmente respecto al modo en el que queremos generar nuestros alimentos como sociedad, si queremos alimentos frescos, saludables y que no afecten negativamente la salud”, afirmó. Con estas inquietudes, es que un grupo de vecinos de la zona se están organizando para conformar una Asociación de Consumidores que apoye la producción sostenible y equilibrada de la chacra: “Estamos en un proceso de búsqueda de conciencia con relación a la producción de alimentos, hay muy poco información respecto a lo que consumimos, cómo llega ese alimento a la góndola, cómo se produce o de dónde viene y hay como un desinterés en saber, pero estamos trabajando en esto de intentar generar interés y de saber cómo se manejan las grandes cadenas y la importancia de consumir alimentos más saludable.“Hay un trabajo fuerte por realizar, pero que nos va a llevar a una sociedad más justa con más valores en la que todos podamos vivir tranquilamente y no que algunos sean la última rueda del coche y que a nadie le importe si le va a bien o le va mal. Una persona que trabaja en una oficina cree que su responsabilidad termina cuando paga por el producto que compra en la verdulería, pero la responsabilidad de la sociedad debe ir mucho más allá”, afirmó.Mientras en los últimos años el éxodo de la chacra a la ciudad ha sido una constante y las políticas públicas no han logrado mantener el interés de las nuevas generaciones, hay personas en la búsqueda de un nuevo equilibrio. Pensando en qué aporte pueden hacer para que la chacra siga produciendo alimentos frescos y saludables, que el productor pueda seguir con su actividad y que viva dignamente.Otra de las posibilidades que se aborda es la de crear verdulerías vivas, que no es otra cosa que una huerta donde el consumidor puede ir a servirse directamente en lugar de ir al supermercado. Una idea similar a la que se está implementando en algunas ciudades con las huertas urbanas.Según Baumgratz, el trabajo que están realizando se centra en tres enfoques: achicar la brecha entre el productor y el consumidor; darle valor agregado en origen a la producción, es decir, que se le dote de herramientas al productor para que pueda procesar sus productos y ofrecerlos al consumidos, pero para eso necesita inversión; y por último, generar una mayor conciencia en los consumidores.“Por el poder que tenemos como consumidores es que también tenemos que tener un mayor compromiso con la producción de los alimentos que consumimos. Los consumidores son los que tienen fuerza real para cambiar los paradigmas, porque pueden exigir, por ejemplo, exigir al supermercado que hayan productos orgánicos en la góndola, pero el productor no tiene ese poder, por ello es que tenemos que trabajar en conjunto por la calidad de los alimentos que consumimos”, finalizó.





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