Cuando se habla de “mascota”, la mayoría de las personas lo relaciona con un perro, un gato e incluso un hámster. Son animales que están muy acostumbrados a socializar con el hombre, por lo que les resulta fácil crear lazos afectivos con sus compañeros humanos. Sin embargo existen ciertos tipos de animales que no deberían tenerse como animal de compañía, ya que donde mejor pueden estar es en su hábitat natural.Es cierto que se puede tener un mapache -por poner un ejemplo- y darle los mejores cuidados posibles, pero si ese animal no tiene acceso al exterior, difícilmente podrá ser feliz. Luego hay otros casos.La historia de Jessica, el hipopótamo protagonista de esta historia, empieza con una tragedia, pero todo acaba con un final feliz. Jessica nació en el 2000 en libertad, pero debido a unas inundaciones fue arrastrada a las cercanías del domicilio de Tonie y Shirley Joubert. El matrimonio la encontró aún con el cordón umbilical y, como era prácticamente imposible encontrar a su madre, comenzaron cuidar de ella.El hipopótamo no tardo en asociar la imagen de Tonie y Shirley con la de sus verdaderos padres. Desde entonces vive con ellos, duerme en el porche junto al perro, se baña en el río que pasa cerca de la casa y hace todo lo que haría una mascota normal, con la diferencia de que pesa más de dos toneladas.A pesar de ser un animal de naturaleza salvaje, los lazos afectivos que ha desarrollado con sus padres adoptivos hacen que no quiera irse de su hogar. Fuente: lavozdelmuro.net y Animal Planet





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