Un lugar para visitar y apreciar especies que se encuentran en peligro de extinción y tomar conciencia de la fragilidad de nuestro ecosistema. A pocos minutos de distancia por la ruta 12 se encuentra el Zoobalpark, un zoológico de ocho hectáreas que alberga más de 80 especies de animales.Como símbolo de la “Capital de las Flores”, es un punto obligado para aquellas personas que llegan a Montecarlo. Su cuidador, Nicolás Neumann (26), y nieto del fundador del parque, Federico Krusse, contó a PRIMERA EDICIÓN el esfuerzo que conlleva mantener el complejo sin ayuda de ningún organismo. “El zoológico se mantiene simplemente con el dinero que ingresa de las entradas, con eso nos arreglamos, supuestamente hay un subsidio provincial pero a nosotros no nos pagan. Un diputado estaba viendo si podía sacar nuevamente el decreto, que nunca nos llegó, no se sabe si alguien está cobrando o no, pero vamos a ver más adelante cómo son las cosas”, agregó. En el parque hay un número considerable de aves, además de venados, búfalo y yacaré, también cuenta con especies exóticas como el Cóndor andino, siervos, monos Tití de Brasil o Papión originario del continente africano. La mayoría de estos animales llegan al zoológico lastimados porque fueron golpeados o atropellados en las rutas, en otros casos eran mascotas que luego fueron abandonados por sus dueños. En el predio son atendidos por veterinarios y especialistas en animales silvestres que los cuidan, “todo esto debe hacerse dentro de las 24 horas, porque un animal lastimado no quiere comer y tomar agua, después de dos o tres días, no lo podes salvar, porque milagros uno no hace y el veterinario tampoco, todo debe hacerse a tiempo”, alertó el cuidador del predio.Neumann también llamó a concientizar a las personas sobre el respeto y el cuidado a los animales: “Deseamos que la gente se comporte cuando visita el predio, ya que aquí se puede ver de cerca a los animales. Uno va a Buenos Aires y los animales están a diez metros, eso es porque la gente no se comporta, el otro día tuvimos que sacar a un grupo que le sacaron las plumas a los pavos reales, también lanzaron un trozo de caño de cemento a los yacarés. Nosotros cuidamos a esta especie doce años hasta que sea adulto y si le tiran una piedra como el otro día, pueden matarlo, ellos no saben lo que significa para nosotros cuidar un animal y que después venga alguien y lo lastime o lo mate. No tiene sentido”, lamentó. Con respecto a la cantidad de gente que concurre a visitar el predio, Neumann destacó la función del municipio de Montecarlo, distante a unos seis kilómetros del zoológico, como anfitrión de varios encuentros provinciales y nacionales ligados al deporte, así como también, a partir del 8 de octubre la celebración de la Fiesta Nacional de la Orquídea en donde participan delegaciones de toda la Argentina y países vecinos, lo que se convierte en una gran oportunidad para la llegada de visitantes al parque. “Todo lo que haga Montecarlo siempre ayuda, las competencias deportivas duran pocos días y los competidores no pueden salir porque no les alcanza el tiempo para visitar lugares más alejados, nosotros estamos a seis kilómetros por la ruta 12”, explicó. Pero por otro lado agregó “La fiesta de la flor siempre ayuda mucho, son los días que más visitantes hay en el año”. Origen e importancia del parque El zoológico abrió sus puertas el 15 de junio de 1979, su fundador Federico Krusse (fallecido), comenzó a criar algunos animales, posteriormente esa pasión fue compartida por sus hijos y sus nietos que aún mantienen el legado de su abuelo para que las generaciones futuras puedan disfrutar de la belleza natural. “Los lugareños solían criar animales silvestres como mascotas y luego los llevaban a mi abuelo para que los críe”, contó el joven. Sus nietos los ayudaba a cuidar a los animales y luego aprendieron a compartir la pasión por el cuidado de la naturaleza, “fuimos aprendiendo de a poco, mi abuelo sabía, pero el día que ya no estuvo, alguien tenía que seguir. El cuidado de cada animal es distinto, se puede enfermar y no se puede darle cualquier comida”, aclaró Neumann.Durante el verano el zoológico funciona de 8 a 19 todos los días y se puede recorrer las ocho hectáreas y caminar junto a las aves silvestres que se encuentran en el lugar, “Siempre hay que venir una hora antes del cierre para poder recorrer todo, sino no vale la pena entrar”, recomendó Neumann. Fauna en peligro Es evidente la fragilidad del ecosistema y la toma de conciencia que deben tomar las personas en el cuidado del medio ambiente, “lo primero que deseamos es que la gente se comporte y que entienda que debe ayudar a cuidar lo que hay, no solamente acá, afuera también. No se debe cazar, cada vez hay menos animales en su habitad salvaje, la gente tiene que aprovechar que todavía hay animales, como el Cóndor Andino o el Mono Papions cuando no haya acá ya no va a ver más en esta región.El día que mueran de viejo no va a ver más porque no podemos traer otros, por eso las personas tienen que venir mirar y sobre todo cuidar”, reflexionó.





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