Son miles los emprendedores que encuentran en su pasión un motivo para ganar dinero, incluso cientos ya se mantienen con su emprendimiento, pero hay otros tantos para los que su pasión es terapia. Lo que hace que sus días sean un poco más felices como es el caso de Lourdes Olmo. PRIMERA EDICIÓN conversó con esta agradable señora, docente jubilada que ya es conocida en las ferias por sus encantadores muñecos tejidos al crochet. Lourdes o Didi (como la llamaba su hermana desde pequeña), hace un año perdió a su mamá y se puso muy, muy triste, incluso confiesa que todavía está triste, aunque mucho más animada. Cuando tenía apenas ocho añitos, Didi quería aprender a tejer y le pedía a su abuela que le enseñe, pero “nunca me enseñaba, yo pensaba que ponía excusas, pero es que ella no veía bien. Insistí tanto que un día me llevó al jardín para ver mejor y me enseñó la cadenita, luego la vareta y después el medio punto; con esos tres ya podés hacer lo que desees porque son los puntos básicos. Yo estaba feliz, practiqué muchísimo, al principio hacía nada… y después lo primero que me hice fue una blusa, claro que antes tejí y destejí un montón hasta que me salió”. Pasaron los años y Lourdes se casó, tuvo a su hijo, se divorció y años después -siendo todavía muy joven- enviudó. “No sabía si llorar o festejar”, confiesa entre risas, porque “si bien quería hacer una fiesta porque me había liberado, porque yo le tenía miedo; o si lloraba por el cariño que alguna vez le tuve”. Igualmente ella salió adelante como maestra de escuela. Para alejarse de su marido se fue con su hijo a trabajar a la colonia y dio clases en dos escuelas. Luego volvió a Posadas donde se mudó cerca de la casa de su mamá. Lo curioso es que desde aquel momento de “liberación” nunca más volvió a casarse y dice: “¡No!, ni loca me iba a casar. Yo era libre, soy libre, y si alguien me preguntaba a qué hora volvía yo le digo: ‘sé a la hora que salgo, pero no a la que regreso’”. Y así, con un excelente sentido del humor, Lourdes sigue contando que “cuando mi mamá murió me sentí muy triste y comencé a tejer. Tejí tanto que cuando me di cuenta tenía una caja con un montón de escarpines y ropitas para bebés. Comencé a regalar en los baby showers y a todos les gustaban mis tejidos”. Un día dijo “voy a la costanera” y así fue su primer día, bajó del colectivo con un bolsito y la invitaron de Posadas Produce. Después se compró una revista, “al principio no vendía nada, pero un día en media hora vendí 19 lechuzas y me entusiasmé”. Ahora ya está anotada para participar en la Expo Mujer, y el mismo Claudio Aguilar de Desarrollo Económico municipal reconoció que “las ferias son lugares para comercializar los productos pero también para hacer amigos, compartir y crecer”. Para pedirle muñecos a Didi, pueden llamar al fijo: 4460398 o al Cel: 154727114. O en Facebook con su nombre.





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