En el mundo de las palabras y las letras me encontré con esta frase “es tan corto el amor, y en tan largo el olvido”, sin dudas pertenece a uno de los poemas más conocidos del escritor chileno Pablo Neruda. Al rememorar cuánto la había querido y por momentos sentir que vuelven sus recuerdos en torbellinos de pensamientos, si de alguna forma podemos describir ese momentos.Por supuesto que tanto el amor como los recuerdos son muy importantes para seguir creciendo y aprendiendo a lo largo de la vida. Eso nos sirve de experiencia para ir consolidando nuestro presente y valorar cada día más a esos amores que llaman a nuestra puerta y nos señalan que vale la pena tener otra oportunidad para luchar por lo que queremos.El amor puede ser efímero y eterno, todo está en la forma en que se nos presente y nos demos cuenta en ese momento. La vida nos enseña lo hermoso e importante que es el amor cuando llega a rescatarnos de todo lo común y corriente, para transformarnos en alguien único, capaz de amar con mucha intensidad y ser correspondido de la misma manera. Por otro lado, siempre pienso que en nuestra vida no existe la improvisación y todas las cosas que se nos presentan llegan a mostrarnos algo, quizás para enseñarnos que algunos sentimientos no nos fueron correspondidos y sentimos esa sensación de que el amor es algo injusto, hasta a veces perverso. Sobre todo cuando recordamos a esa persona con quien teníamos una conexión única, nos veíamos reflejados en sus ojos y sabíamos lo que pensaba, incluso la otra también lo sabía. Esa que nos trasmitía seguridad haciéndonos brillar frente a los demás y que esa sensación nos duraría toda la vida, estando juntos.Pero por más que planifiquemos, las situaciones que la vida nos presenta son como torrentes de agua que no podemos canalizar con nuestras buenas intenciones y a veces debemos dejar que sus aguas nos arrastre hasta ese mar de incertidumbre. En ease momento debemos tomar la decisión de quedarnos a la deriva o comenzar a remar con todas nuestras fuerzas para volver a encontrar un nuevo curso en nuestras vidas. ¿Pero hasta cuándo es necesario aferrarnos a esos recuerdos que interrumpen la tranquilidad de las noches? ¿Hasta cuándo debemos mantenernos esperanzados y soltar las manos de esa obsesión? ¿Nuestro amor puede volverse tan obsesivo que puede llegar a destruirnos y sin seguir adelante?Es ahí donde aparece entre las sombras de nuestro inconsciente una obsesión tan destructiva, que no podremos verla y nos mantendrá insensibles ante los amores que nuestro destino mandará para salvarnos y liberarnos del desamor. A pesar de que los sentimientos suelen ser confusos en muchas situaciones, a veces este problema se extiende por mucho tiempo, entonces debemos analizar en qué realidad nos encontramos: si en la de un gran amor inconcluso o el de un sentimiento caprichoso que altera nuestra tranquilidad y las relaciones con las personas que nos rodean. Aunque no lo parezca es fácil confundir ambos sentimientos porque nacen de la pasión que despierta la otra persona y que se vuelve mutua. Pero el tiempo siempre termina poniendo las cosas en su lugar, y es allí que determina si mañana nos levantaremos en compañía de ese amor o tendremos a nuestro lado una almohada vacía. El final de un amor no debe encerrarnos en una cárcel de recuerdos y desesperanzas, no debemos aferrarnos a un sentimiento que se vuelve tóxico.Ninguna persona debe cambiar nuestra esencia, un amor debe hacernos crecer y no transformar esa pasión en una obsesión que impida llenar de expectativas nuestro futuro.Pienso que todo sentimiento que cause daño, dolor, o que impida ser feliz, no es amor sino una compleja trama de carencias y sentimientos inconclusos, que se transforman inconscientemente en una obsesión negativa en nuestra vida amorosa. Por Raúl [email protected]




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