Poco más de 400 mil pesos en efectivo y otros 400 mil en cheques. Con ese monto, Sergio Federico Witschi (37) regresaba a casa en la tarde del viernes cuando fue asesinado de un disparo en el pecho por dos desconocidos que, hasta el sábado por la noche, seguían sin ser identificados. La cifra abona una de las teorías que manejan los investigadores: que se trató de “piratas del asfalto” que intentaron robarle.Sin embargo, las hipótesis no se agotan en esa línea y, según pudo saber PRIMERA?EDICIÓN, los investigadores no descartan otras probabilidades, incluso que se haya tratado de un acto demencial por parte de dos vándalos, por citar solo un ejemplo.Lo cierto es que el sábado por la noche efectivos de Criminalística e Investigaciones de la Unidad Regional VII, Infantería y Homicidios continuaban con la búsqueda de pistas en relación al hecho, por el momento sin resultados positivos. La pesquisa está a cargo del magistrado Miguel Ángel Faría, titular del Juzgado de?Instrucción 4 de Apóstoles.Por lo pronto, del recuento del dinero hallado en el camión se supo que había 410.500 pesos en efectivo y unos 406.600 en cheques. En la cabina del Volvo 420 del frigorífico Alberdi no se encontraron otras pruebas de calidad, más allá de algunas esquirlas del balazo fatal.No obstante, en el parabrisas los detectives encontraron cuatro impactos de proyectiles, aunque solo uno de ellos logró traspasar el vidrio y, fatídicamente, dio en el cuerpo de la víctima. Por eso también se cree que los autores utilizaron una pistola o revólver. Es que, con un arma larga, el poder de penetración hubiese sido mucho mayor.Los últimos minutosLa declaración en sede policial del acompañante de Witschi, también oriundo de Paraná, Entre Ríos, resultó determinante al menos para reconstruir cómo fue el ataque.El joven de 29 años contó que dormitaba cuando escuchó los disparos. “¡Agachate!”, le gritó el conductor, tras lo cual se tomó el tórax. “Me duele el pecho”, fueron las últimas palabras del camionero, que pese a aquello logró conducir en pendiente descendente unos 500 metros. Desesperado y con sus últimas fuerzas, frenó el camión en el carril contrario. Allí tomó el volante su acompañante, quien condujo poco más de quince kilómetros hasta el cruce de San José, donde alertó de lo sucedido a las autoridades.El sobreviviente aseguró que, cuando despertó, solo vio a aquellos dos hombres parados sobre la banquina norte de la ruta nacional 14, en el kilómetro 808.?Y?nada más. No había vehículos ni nada similar. De allí lo intricado de la investigación.En la zona donde todo sucedió predomina el monte, hay paredones de piedra que rodean el asfalto y la urbanización más cercana está recién a cinco kilómetros. De allí la dificultad que los investigadores tenían para encontrar algún tipo de testigo.El hecho sucedió minutos después de las 17 del viernes, a mitad de camino entre San José y Cerro Azul. Los dos “pistoleros” abrieron fuego y luego escaparon sin dejar mayores rastros, tal como pudieron constatar los investigadores ayer por la mañana, tras un rastrillaje realizado en el escenario.La víctima y su acompañante regresaban a Entre Ríos tras repartir carne cuando fueron atacados a tiros.?De los autores, poco y nada hasta el momento. El principal protagonista del caso era, hasta anoche, el misterio.





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