"Papa Francisco está rezando por Charlie y por sus padres, y se siente particularmente cercano a ellos en este momento de inmenso sufrimiento"; aseguró hoy el portavoz papal Greg Burke, horas después de que se conociera que los progenitores del bebé de 11 meses pondrán fin a la batalla legal que mantenían con el objetivo de poder someter a su hijo a un tratamiento experimental en los Estados Unidos."El Santo Padre pide que nos unamos en oración para que encuentren el consuelo y el amor de Dios", agregó Burke en una declaración oficial. A principios de este mes, el papa Francisco había solicitado que se le permitiera a los padres del bebé "tratarle hasta el final", según declaraciones efectuadas por el portavoz vaticano, Greg Burke. Además, el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, había dicho a medios locales que la Santa Sede haría lo que estuviera en sus manos para superar los obstáculos legales que impedían el traslado del pequeño Charlie al hospital "Bambino Gesú".Los padres del bebé que ha estado internado desde hace varios meses en el hospital Great Ormond Street de Londres, mantenían una batalla legal tras una decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos para desconectar a Charlie de los aparatos que lo sostienen con vida, tras un fallo de la justicia británica en esa dirección luego de un pedido de los médicos del hospital.Ambos sostenían que su hijo podría beneficiarse de un tratamiento experimental en Estados Unidos y para ello habían recaudado más de un millón de libras en donaciones para financiar el viaje. Incluso recibieron una propuesta del hospital pediátrico de la Santa Sede, el Niño Jesús, para tratarse en el Vaticano pero no pudieron por impedimentos legales para su traslado. Pero la justicia argumentó que Charlie está siendo expuesto a un "dolor y un sufrimiento continuo" y que un tratamiento experimental, "sin perspectivas de éxito", no sería beneficioso para el niño.Grant Armstrong, abogado de Chris Gard y Connie Yates, dijo al Tribunal Supremo de Londres que "para Charlie es demasiado tarde, el tiempo se ha agotado y el tratamiento ya no puede ser exitoso".El bebé de 11 meses que se mantiene con vida debido a que está conectado a un respirardor artificial, padece el síndrome de depleción de ADN mitocondrial, un extraño desorden que inhabilita la capacidad del cuerpo de dar energía a los músculos y además es ciego y sordo.Charlie nació sano pero a los dos meses empezó a perder peso, fuerza y su salud comenzó a deteriorarse rápidamente. Lo internaron en ese hospital con un cuadro de neumonía por aspiración.Allí le diagnosticaron que padecía el SAM, una rara enfermedad genética por la que los músculos, pulmones y otros órganos se vayan quedando sin energía y que sólo sufren otros 16 niños en el mundo. Como el personal médico entiende que no hay cura y que el bebé "está sufriendo", pidió a la justicia británica permiso para desconectarlo de la asistencia respiratoria, una autorización que fue concedida y refrendada esta semana por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos."No podemos decidir si nuestro hijo vive o no, ni tampoco cuándo o dónde va a morir. Nosotros, y sobre todo Charlie, hemos sido totalmente ignorados durante todo este proceso", criticó el matrimonio británico mientras tenia esperanzas en encontrar una salida a la batalla que libra su hijo.Fuente: Télam





Discussion about this post