Un informe del Centro de Almaceneros, Autoservicios y Comerciantes Minoristas indicó que el precio al consumidor de la leche de Argentina es el segundo más caro entre un grupo de 36 países que fueron relevados.Para el ranking elaborado por el Departamento de Estadísticas y Tendencias del organismo se tuvo en cuenta además una comparación de la evolución de los precios finales del litro de leche en los últimos cinco años.El estudio del Centro de Almaceneros cordobés detectó que entre julio de 2013 y julio de 2016 hubo “un valor histórico de venta al público, acorde a la media internacional: 1 dólar, en tanto que el precio pagado al productor se mantiene de manera ‘estándar’ en 0,30 dólares”. Pero en 2017 el precio de la leche en Argentina “rompió la ‘media’ internacional para situarse 0,55 dólares por encima de esta”.En un ranking (descendente) de 36 países referentes, Argentina ostenta el segundo lugar -superado solamente por Canadá- en el precio de venta de este producto.El estudio pone de manifiesto que “Argentina durante el 2017 rompe los estándares internacionales -respecto al precio al consumidor de la leche fluida- perjudicando de manera directa a los consumidores”.“Acá hay que manejar los volúmenes para que cuando sobra leche hay que exportarla sí o sí, al precio que sea, porque no hay que sobreofertar el mercado interno. Hay que buscar un sistema por el que el productor perciba lo justo. No es posible que el productor se lleve el 29% de la torta y la comercialización el 30%, la industria el 28%, y el resto el Estado con los impuestos”, detalló a radio Mitre el presidente de la Mesa de Productores Lecheros de Santa Fe, Marcelo Aimaro.El problema de los costos estructurales en la Argentina, en un presente de alta inflación por encima del 20% anual, también deja en evidencia que a pesar de los precios récord al público, que medidos en dólares superan los internacionales, los salarios promedio entre los mismos países comparados dejan a la Argentina en el puesto 13° del listado, según el análisis del Centro de Almaceneros de Córdoba.“Sin lugar a dudas, el precio de la leche fluida en Argentina se encuentra desfasado y desequilibrado respecto al precio internacional, ocasionando un abrupto descenso en su consumo y el encarecimiento de sus derivados”, concluyó el análisis.Marcelo Aimaro aseguró que “el productor recibe 5,5 pesos por litro de leche, mientras que el consumidor la paga entre 20 y 25”.“No hay una política lechera y esto sumado a una fuerte crisis por la inclemencia del tiempo, ya venimos de tres crisis hídricas, hizo caer la producción de 8 millones de litros a no más de 5 millones”, es decir, un 37,5%, destacó Aimaro. La crisis se agudizaLa carestía de precios, los elevados costos de producción y la baja en los volúmenes procesados por la industria láctea se registran en paralelo a una baja en el consumo. Un informe del Centro de Estudios Sobre Nutrición Infantil (Cesni) reveló que los argentinos consumen un 26% menos de lácteos que hace 17 años y el mayor descenso lo representa la leche (-38%), mientras el 87% de los adolescentes y el 72% de los niños de entre 5 y 12 años no alcanza la recomendación de tres porciones por día para cubrir las necesidades de calcio establecidas para las distintas etapas de crecimiento.Según datos del Observatorio Lácteo, dependiente del Ministerio de Agroindustria, la producción de leche en el 2016 -afectada por la inundación de campos y una economía adversa- llegó a 9.895 millones de litros de leche, lo que significa una caída del 12,5% respecto a los 11.314 millones registrados en el 2015.Asimismo, las exportaciones lácteas registraron en el 2016 una caída del 27% anual, con 1.647 millones de litros y 300 mil toneladas vendidas al exterior. Con la exportación de 135.297 toneladas de leche en polvo, con un valor promedio de 2.596 dólares por tonelada, se constató una caída del 16,7% y 24,4% respectivamente.Los tambos argentinos enfrentan dificultades con el encarecimiento de costos por logística, la inflación general y una menor disponibilidad de materia prima que encarece el aprovisionamiento para producir, frente a otras actividades del agro más rentables, que desplazan a la producción lechera.“Hemos perdido unos mil tambos en el último año y medio por falta de rentabilidad y por problemas climáticos. Venimos haciendo hincapié en que hay que ordenar esta cadena. Si no lo hacemos, sin una política lechera, lamentablemente vamos a seguir decreciendo en la cantidad de tambos”, comentó Aimaro.





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