La tensión se apoderó de la noche posadeña el último martes, después de una persecución que se prolongó por media ciudad y que derivó en la detención de un “narco”, además de la incautación de 115 kilos de marihuana que viajaban en el baúl de uno de los dos automóviles secuestrados.El procedimiento fue realizado por efectivos de la Delegación?Posadas de la Policía Federal Argentina (PFA). La principal sospecha de los investigadores es que se toparon con una banda que estaba a punto de enviar el cargamento hacia el centro del país.Según pudo saber PRIMERA EDICIÓN, todo comenzó minutos antes de las 20 en la intersección de las avenidas Quaranta y Aguado, sobre uno de los principales accesos a Posadas. En el lugar los federales realizaban un control sorpresivo ordenado por el comisario Jorge Colucci, flamante titular de la dependencia antes mencionada, cuando se toparon con la llegada de un Renault Fluence precedido por un Peugeot 206.Los vehículos circulaban en dirección al oeste cuando se toparon con el control. Entonces, decidieron eludir el retén. Para ello, doblaron hacia el sur por Aguado, sin imaginar que en ese lugar el Fluence quedaría atascado en un montículo de tierra.Se inició entonces una cinematográfica persecución. El conductor del Fluence se subió rápidamente al Peugeot. Ese automóvil escapó a toda velocidad y, en medio de ese accionar, el chofer del Renault logró arrojarse y darse a la fuga. El 206 no llegó muy lejos: finalmente fue cercado en Rocamora y Queirel. Allí mismo el conductor, un masculino mayor de edad que no sería de Misiones, quedó detenido.En ese mismo momento -de nuevo en Aguado y Quaranta- los federales descubrieron el por qué del intento de fuga: en el baúl del Fluence abandonado se toparon con 158 “panes” de marihuana que arrojaron un peso total de 115 kilogramos.La teoría de los investigadores apunta a que la “caravana narco” partía exactamente en ese momento con el cargamento, con el Peugeot como “guía” o “abrecaminos”, aunque los “narcos” no se esperaban un control en plena zona urbana. Esa hipótesis se sustenta no sólo en el auxilio que prestó el conductor del 206 al del Fluence, si no también en las presuntas comunicaciones entre ambos que quedaron reflejadas en los teléfonos celulares secuestrados.Anoche, al cierre de esta edición, las autoridades continuaban con la búsqueda del prófugo, a la vez que se profundizaba la pesquisa para dar con los “cabecillas” que se encuentran detrás de la banda que, por algunos minutos, puso en vilo a varios barrios de la capital provincial.





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