El Instituto de Enseñanza Agropecuaria 7, de esta localidad, no consigue paz. En 2016, alumnos y docentes tomaron la institución denunciando al rector de ese entonces, Horacio Biondi, por diversos motivos que culminaron con la intervención por parte del Consejo General de Educación (CGE). Fredy Yung fue nombrado interventor en ese entonces. Ahora, un grupo de padres salió al cruce con acusaciones diversas y piden que el CGE vuelva a tomar cartas en el asunto. Yung, por su parte, se defendió y aseguró que “todo lleva su tiempo, por ahí algunos se quejan, pero estoy convencido de lo que estoy haciendo”.Un grupo de alrededor de diez padres se unieron para denunciar lo que consideran un “caos desde finales del año pasado y peor aún en la actualidad”. En un largo comunicado aseguraron que hay un “cobro compulsivo de cooperadora porque están cobrando sin excepción 200 pesos por alumno por inscripción y por mes” y que el “comedor no brinda el almuerzo para todos, además de ser mala comida, sirven crudo el fideo o recocinado, dicho por nuestros hijos”.Además, denunciaron que “esta escuela agropecuaria no cuenta con talleres de formación técnica: huerta, ni con aves de corral ni ganado, tampoco con viveros, no posee invernaderos, ni parques y jardines, todo necesario para formar al futuro técnico agropecuario”; así como que “actualmente el ómnibus que entregó el Inet al colegio se encuentra abandonado y con múltiples roturas, cuando este vehículo debería ser usado para viajes de estudios y por desidia de las actuales autoridades del instituto los chicos no lo pueden utilizar”, lo que calificaron como “lamentable”. Entre otras denuncias, aseguraron que “los chicos que egresaron el año pasado no pueden tener el título porque el colegio no ha completado los papeles y libros que pide el Consejo”.“Los chicos se quejan mucho porque están muchas horas y se cansan”, aseguró en diálogo con PRIMERA EDICIÓN una de las mamás, con tres chicos en la escuela, Nidia Gallardo. “Reclamamos con el presidente del CGE, Mauricio Maidana, llevamos pruebas pero no nos escuchó”, agregó. Gallardo aseguró que “el año pasado tenían huerta pero ahora cambió todo y están moviendo tierra, porque en realidad eso de huerta no tiene nada. El año pasado tenían animales, verduras y este año nada”. Sobre la cooperadora, indicó que “los años anteriores nunca me obligaron a pagar y este año tampoco”. Es más, aseguró que “este año todavía no pagué la cooperadora y todavía no me dijeron nada. Yo no sé si me van a reclamar”. Para finalizar, relató que “por temor a represalias con mis hijos”, decidió no ser tan combativa este año.La palabra de Yung“Esta escuela está intervenida, estoy tratando de normalizarla”, se defendió el rector interventor, Fredy Yung, en una charla con PRIMERA EDICIÓN donde se mostró sorprendido de que “hayan ido a plantear esto porque en la escuela yo siempre los recibo”.Con respecto a la denuncia de la cooperadora, Yung aseguró que “les pedimos una colaboración en inscripción y en cuotas mensuales porque es el único ingreso que tiene la escuela. Los fondos que venían del Inet dejaron de hacerlo porque el director anterior no rindió las distintas partidas que vinieron por lo que nos ’cerraron el grifo’”. Indicó que “estamos cobrando 150 pesos la inscripción y 100 pesos mensuales en términos de colaboración. Pero les dije que no era obligatorio”.Sobre el estado del comedor aseguró que “ellos tenían una comida de muy baja calidad. Cambié la cocinera y ahora comen mejor. En alguna oportunidad puede faltar comida, pero la escuela no tiene infraestructura de comedor. Están cocinando en un lugar destinado a un kiosko, eso vamos a ir mejorando y liberando con algunos arreglos de horario”, pero señaló que “en escuelas iguales a ésta, con el mismo plan de estudios, los externos no comen en la escuela, comen solo los internos. Pero la IEA 7 no tiene internos, entonces se habló para que se sirva un refrigerio para los alumnos y de esa manera ir evitando el comedor del mediodía para una gran cantidad de alumnos. No sé porqué en el pasado accedieron al comedor”. Con respecto al ómnibus “abandonado” fuera de la escuela, aseguró que “es cierto, pero no está abandonado. Cuando llegué a la escuela el colectivo ya estaba parado, no funcionaba y lo habían vandalizado: le rompieron espejos, piezas, vidrios. Hicimos el trámite de los fondos para arreglar el colectivo y yo calculo que en los próximos meses estaríamos resolviendo ese problema, está todo encaminado, pero los fondos no llegan de un día para el otro”, a su vez que remarcó que “el colectivo no está para traer y llevar a los chicos a la escuela, sino que es para visitar lugares con los alumnos. El colectivo tiene que tener VTV, seguro, choferes específicos para circular. Todo eso falta”.Sobre los talleres, Yung aseguró que “nunca hubo, cuando vine lo único que la escuela tenía desarrollado un poquito era una huerta y algo de la sala de industria porque hacían dulce de rosella. Nos mudamos al terreno nuevo y ahora hay una máquina trabajando porque hay que levantar todos los talleres. Hoy mi escuela es un bachillerato, no es una escuela agropecuaria. Yo tengo que revertir eso, el dinero que ellos están pagando se está usando todo en esto. Al día de hoy, los alumnos de esta escuela no vieron parir un cerdo, nunca tocaron una vaca, nunca vacunaron y eso lo tengo que lograr, pero no es mágico”.Para cerrar, agregó que “al normalizar la escuela, yo tengo que seguir todas las líneas pero me voy encontrando con dificultades. Por ejemplo, un alumno no puede pasar con cuatro materias al año que sigue, sin embargo eso pasaba y no se puede hacer. Entonces tengo algunos padres malos conmigo porque los alumnos repiten. Mi misión en la escuela es normalizar y en ese camino hay gente que no está tranquila ni conforme. Todo lleva su tiempo, por ahí algunos se quejan, pero estoy convencido de lo que estoy haciendo”.





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