La violencia social, ya sea en escuelas, clubes, vecindarios, redes o comunidades ha llegado a un nivel insospechado.Las nociones de responsabilidad personal y de bien común han sido superadas por la afirmación de los derechos individuales y los ataques físicos.Este esquema confrontativo y adversarial de la sociedad actual para resolver sus conflictos que recurre una y otra vez a la justicia por mano propia o a un poder judicial colapsado, incapaz de responder en tiempo y forma a la cantidad de casos acumulados o de aportar soluciones pacíficas duraderas, pone en evidencia la necesidad de innovar en las formas de abordar los conflictos.¿Que buscamos ante la inconducta o la violencia? La forma habitual de reaccionar es pretender el castigo, una sanción, que nos den la razón. Sin embargo, esto no siempre supone la modificación de la conducta, ¿es suficiente?, ¿alcanza solo con el castigo para mejorar nuestra sociedad?¿Buscamos la paz o la justicia?Entiendo que existe un camino que nos lleva a satisfacer ambos: los métodos de resolución colaborativa, que fortalecen la conexión entre unos y otros en tanto se revelan los intereses comunes y la interdependencia de nuestras vidas.Encuentro una línea muy sutil entre el acuerdo y el conflicto, y el desafío para la mediación de resolverlos sin romper los vínculos.En este sentido podemos decir que la mediación se aleja del derecho y se acerca a la justicia entre las partes, son ellas las que determinan qué es lo que necesitan y sienten como justo, siempre en un marco ajustado a derecho, pero van más profundo. Esta manera de acordar sin que un tercero lo imponga, genera acuerdos sustentables en el tiempo.La participación en experiencias de solución de conflictos a través de la colaboración, permite el desarrollo de una comunidad basada en la responsabilidad personal por sus acciones y en el reconocimiento de la importancia del otro como miembro de esta red que todos necesitamos tejer.El otro camino ya es conocido, es por el que venimos, el de la confrontación agresiva y antagónica, persiguiendo imponernos ante el otro, y en el que, a la larga perdemos todos.De nuestras acciones y actitudes cotidianas en cada espacio que ocupamos, de la educación en casa, escuelas y comunidades, se construye la sociedad que tenemos.Incluyamos las técnicas de gestión colaborativa de conflictos es en el sistema educativo, en la comunidad, trabajemos juntos por la sociedad que deseamos.Es hora de conectar con nuestros corazones y tender puentes, único modo de detener la violencia. Cuidemos los vínculos y enriquezcámonos con la diversidad, sin temor, desde el amor, confiando en el otro.ColaboraValeria [email protected] 3764-510132





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